Laura, profesora de bioquímica, empezó a tener contracturas y dolores con 25 años. A los 35 por fin le diagnosticaron Párkinson de inicio temprano, tras pasar por numerosos fisios, traumatólogos y neurólogos.
Igual le sucedió a Inma, que hoy se siente muy aliviada al conocer a otros jóvenes que también sufren la enfermedad y saber que se puede vivir con ella. Andalucía Directo ha estado con ellas.
Este martes les hablamos del Párkinson. Si difícil es digerir el diagnóstico de esta enfermedad cuando llegas a una edad avanzada, imagínense lo que tiene que ser sufrirlo cuando no has cumplido los 40 años.
Es el caso de Laura e Inma, dos mujeres jóvenes que hemos conocido en Ronda, Málaga. Han aprendido a convivir con el párkinson pero después de muchos años sin entender lo que les estaba pasando.
Nadie que sea joven o, digamos, de mediana edad espera contraer una enfermedad como el Párkinson, más aún cuando apenas tienes cumplidos los 35 años. Y menos si los síntomas no son los típicos temblores de brazos.
Y es que casi todos asociamos esta enfermedad con ancianos y con temblores, pero en realidad no es así. Tiene muchos otros síntomas y además también puede afectar a gente joven.
Laura, profesora de bioquímica, empezó a tener contracturas y dolores con 25 años. A los 35 por fin le diagnosticaron Párkinson de inicio temprano, tras pasar por numerosos fisios, traumatólogos y neurólogos.
Igual le sucedió a Inma, que hoy se siente muy aliviada al conocer a otros jóvenes que también sufren la enfermedad y saber que se puede vivir con ella. Hacen un llamamiento para que sepamos identificar los síntomas y que seamos comprensivos con quienes la sufren.