Hambre y desesperación en Gaza: al menos 66 niños han muerto ya de desnutrición

Al menos 66 niños han muerto por desnutrición en Gaza. Así lo refleja un informe de la organización internacional Defensa de los Niños de Palestina, que acusa a Israel de utilizar el hambre como arma del genocidio.

Médicos Sin Fronteras, por su parte, ha pedido que se desmantele el mortal sistema de distribución de alimentos. Hace un mes, Estados Unidos e Israel impulsaron unos centros de reparto, custodiados por soldados israelíes y mercenarios estadounidenses, a través de la polémica Fundación Humanitaria para Gaza (GHF).

Según el Ministerio de Salud de Gaza, 549 personas han resultado muertas cuando intentaban acceder a estos puntos, o esperando la llegada de camiones con comida, desde que fue implantado este sistema, duramente criticado por la ONU y por varias ONG. Médicos sin Fronteras lo califica de "una masacre disfrazada de ayuda humanitaria".

Desde que comenzó a operar a finales de mayo, la GHF ha abierto cuatro puntos de distribución en la Franja de Gaza, tres en el sur y tan solo uno en el centro del enclave. A este punto, bautizado por la GHF como SDS4 o Wadi Gaza, acuden palestinos de la ciudad norteña de Ciudad de Gaza, donde viven un millón de personas y no hay ningún punto, y también de la zona centro, donde residen medio millón de personas más.

Miles de palestinos acuden a diario a los alrededores de estos puntos, donde no existe un horario de apertura y donde el 'reparto' consiste en que quien corre más y llega primero se lleva lo que puede. 

Ahmad Awad, de la agencia EFE, ha sido testigo del horror en el centro de distribución SDS4, hasta donde palestinos de todas las edades llegaron este martes tras pasar junto a los 28 muertos que ese día reportaron las autoridades gazatíes, disparados por un tanque israelí cuando intentaban acceder al lugar antes de que abriera, en una caótica carrera motivada por el hambre y la desesperación. 

Awad ha sido testigo de cómo la GHF opera en ese punto y de cómo los palestinos acuden a por ayuda arriesgando su vida: un hombres que lleva dos semanas yendo sin haber conseguido nada para sus cinco hijos, una mujer que va allí porque su hermano recibió un balazo en el intento, o un niño de diez años que dice saber lo que arriesga para dar de comer a sus hermanos.

Según ha verificado, la comida no se reparte, sino que se deja sobre palés en una explanada para que la coja el que llegue primero, sin control sobre las raciones que se lleva cada uno. Ese día eran alrededor de 5.000 personas, que se abalanzaron a 50 palés de comida.

Por esa imprevisible organización, y por la escasez de raciones, los palestinos acostumbran a acercarse por la noche, esperando que de madrugada se anuncie la apertura. Si esta se demora, son blanco de los soldados de Israel y de los mercenarios de Estados Unidos, fuertemente armados. El martes fue uno de los días más sangrientos, con 44 muertos en total cerca de estos puntos, 28 de ellos junto al SDS4.

Entre quienes acuden, explican los gazatíes, hay grupos organizados que han convertido el ir a recoger ayuda en un oficio para luego vender la comida en el mercado negro. Acuden todos los días y se llevan varias cajas.