Una de cada dos familias vulnerables sufre más en verano que en invierno.
El deficiente aislamiento provoca un aumento de la pobreza energética estival.
Greenpeace alerta: el calor extremo agrava las dificultades de miles de hogares.
Entrevista a María Prado, responsable de campañas de energía y clima de Greenpeace.
La pobreza energética no es solo cuestión de invierno. Según un informe recién publicado por Greenpeace, una de cada dos familias vulnerables en España sufre más en verano que en los meses fríos debido al deficiente aislamiento térmico de sus viviendas. La falta de recursos para afrontar las altas temperaturas convierte el calor en un enemigo invisible para miles de hogares.
Como subraya María Prado, responsable de campañas de energía, clima y movilidad de Greenpeace, “el verano nos hace más pobres energéticamente”. El informe destaca que muchas viviendas no cuentan con sistemas adecuados de aislamiento, lo que hace imposible mantener una temperatura confortable sin gastar grandes cantidades de energía en ventiladores o aires acondicionados, algo inasumible para muchas familias.
El estudio de Greenpeace pone de manifiesto que la pobreza energética estival es un problema creciente en España, agravado por el cambio climático y las sucesivas olas de calor. Reclaman medidas urgentes de rehabilitación y ayudas específicas para mejorar el aislamiento en los hogares más vulnerables.
El informe advierte que la situación afecta especialmente a niños, personas mayores y enfermos crónicos, que ven comprometida su salud ante la imposibilidad de protegerse del calor extremo. Greenpeace pide a las administraciones públicas una respuesta coordinada y eficaz para combatir un problema que, cada año, se cobra nuevas víctimas.