Ricardo Carracedo, la voz de la experiencia del windsurf nacional

Lo ha sido prácticamente todo en el windsurf español y, desde luego, alma máter de la especialidad en Andalucía. A Puerto Sherry llega con 13 delfines cargados de ilusión.

La misma que el derrocha desde hace años por este deporte. Hoy nos hace balance del camino recorrido por nuestro país en este deporte y nos apunta qué puede ser del futuro de la categoría.

Canal Sur: Arranca un Mundial de Techno 293, la factoría de los windsurfistas del futuro. ¿Cómo ve la salud de la especialidad?

Ricardo Carracedo: “Basta con ver la inscripción, con casi 400 participantes. De tal suerte que, al ser tantos y no poder dar salida en una misma regata a más de 60 participantes, la organización ha tenido que hacer dos grupos de chicos sub 17, otros dos de chicas sub17, uno de chicos sub 15 y otro de chicas sub 15. Hay que tener en cuenta que este es el punto de partida para los grandes regatistas. Los mejores pasarán a RC que son los que compiten en las Olimpiadas.”

C.S.: ¿Cuáles son los países que presentan equipos más fuertes?

RC: De entrada, los más fuertes habitualmente son los israelitas y los franceses. Ambos países cuentan con una cantera muy fuerte y la cuidan mucho, por lo que tienen mucho donde elegir. Luego, siempre puede colarse algún italiano... Y si  el viento sopla fuerte no descartemos algún griego.

De los nuestros, los mallorquines son los que llegan con más opciones. Tienen muy buenos regatistas y habrá que seguirles de cerca. De todos modos tenemos algunos representantes andaluces, masculinos y femeninos, que pueden dar alguna sorpresilla.

C.S.: ¿Cómo ve el presente y el futuro del windsurf en España?

R.C.: “El presente espectacular. Hemos pasado de 20 regatistas en un Mundial a 80 en apenas tres años. Y eso demuestra la proyección de la especialidad. El problema es lo que pueda venir en el futuro. En breve tenemos la asamblea mundial de la World Sailing y, al parecer, quieren hacer desaparecer el windsurf como tal y crear una nueva clase que sea windsurf pero con foil. Eso se traduce en una tabla con una gran quilla que hace que el windsurfista vaya volando y no a ras de agua (como las clases Nacra de catamaranes por ejemplo). Esperamos que, como hace ocho años, la idea quede descartada y sigamos como estamos, porque no lo veo... Volando y alcanzando esas velocidades podríamos encontrarnos con accidentes muy fuertes y, hasta la fecha, esta es una especialidad deportiva muy saludable y con unos riesgos muy contenidos.”