La Virgen del Rocío se prepara para regresar a la aldea tras 33 meses

La Virgen del Rocío está a punto de comenzar su traslado desde la parroquia de Almonte a su santuario en la aldea, después de 33 meses de ausencia. Hay que remontarse al terremoto de Lisboa, en el siglo XVIII, para encontrar una estancia tan prolongada de la Virgen del Rocío en Almonte. Los protagonistas de los preparativos de este traslado han compartido con un equipo de Los reporteros  las experiencias de estos meses, y el relato de una despedida que es histórica.

Porque parece que la Virgen del Rocío lo sabía, y se adelantó. Fiel a la historia y la tradición, se quedó con su pueblo, Almonte, en los peores momentos, donde la han tenido cerca para superar la pandemia más dura y más letal que los vivos recuerdan. Lo que iba a ser una visita de nueve meses se ha prolongado casi tres años.

Cuando lo peor parece que ha pasado, regresa a su santuario. Para que el ciclo vital, ese que marca su venida cada siete años en estas tierras de marismas, se ponga otra vez en marcha por los caminos. Un ciclo donde se entrelazan paisaje, historia, tradición y fe. Todo empezó ocho siglos atrás. Es el origen de una de las romerías más conocidas y magnéticas del mundo. En su corazón: ella, que siempre está donde más la necesitan.

RECORDANDO LOS ORÍGENES

Manuel Galán, director Oficina de Atención al Peregrino y del Museo Tesoro de Nuestra Señora del Rocío, recuerda que para conocer el origen de la devoción "nos tenemos que remontar a la Edad Media e indagar en la reconquista del Reino de Niebla". Un reino que "fue conquistado por Alfonso X el Sabio en 1262".

Mandó construir una ermita donde entroniza una imagen de la virgen. "El origen legendario es un cuento que se crea para dar promoción a una historia que ya existía, la leyenda queda recogida en las reglas más antiguas en 1757... Es donde se menciona la aparición de la imagen haciendo mención a un hombre que había salido cuidaba del ganado o había salido cazar adentrándose en el bosque", prosigue.

Santiago Padilla, presidente Hermandad Matriz de Almonte, reconoce: "Esto que hemos vivido no lo podíamos imaginar, en ninguno de nuestros perores sueños, es inédito. Pensábamos que éramos libres y la pandemia nos ha dicho que en determinadas circunstancias no podemos hacer lo que queremos".

LOS MOMENTOS MÁS DUROS

En su opinión, "los momentos más duros han sido los de transición sin saber lo que venía después y que además han venido, en este caso con las seis olas de la pandemia, a coincidir con los dos pentecostés". Pero también habla de momentos emocionantes: "Cuando la parroquia estaba cerrada y alguien nos pedía por una situación de enfermedad... poder tocar el manto de la virgen y durante meses no se podía... ¿Y cómo lo hemos solucionado? Pues pasando una estampa por el manto de la virgen y entregándosela a estas personas..".

Rocío del Mar Castellano, alcaldesa de Almonte, se suma a estas reflexiones: "Estábamos en una situación muy complicada, con muchísimos casos de covid, tuvimos que cerrar el pueblo, sobrepasábamos los límites, y ha sido duro porque la gente quería venir a la Virgen del Rocío".

Ya este año ha habido peregrinaciones. "Pero la pandemia sigue... Todo huele a Rocío, pero es que en 2020 y en 2021 tenía que haber olido a Rocío, a traslado... Por eso este año está todo el mundo volcado, se nota en las caras de los almonteños", agrega.

Por su parte, Francisco Miguel Valencia, párroco de Almonte, apunta que la iglesia "siempre ha estado abierta", y cuenta: "Todos los domingos hemos tenido cinco hermandades filiales que han venido. Piensa que hay gente que llevaba tres años sin venir y hay hermandades chiquititas que han hecho muchos esfuerzos".

Como indica Manuel Galán, el Rocío atrae a gente de todos los rincones: "Ha venido gente de Nueva Zelanda, de Australia, de países sudamericanos, mucho mexicano... Recuerdo una vez que me vienen tres sacerdotes y eran argentinos y les pregunto qué les trae hasta aquí y me dicen que viendo un vídeo de la salve".

Hablamos con María del Carmen Morales, camarista de la virgen. "Nosotros somos camaristas toda una vida, se murió mi madre y me he quedado yo que ahora enseño a mí hija a ponerle los trajes. Lo más difícil es el rostrillo, que lleva más de 50 alfileres". Cuando la preparan cierran la puerta "y no entra nadie" porque "es una cosa muy íntima". Confiesa que se tiene que "sentar" porque se harta de "llorar" cuando la viste.

Amparo Espinosa, 'abuela' de Almonte, relata que "se vive de siete en siete años de forma diferente". Las mujeres son las protagonistas. "Los arcos los hacemos las mujeres... Los hombres nos echan una mano, pero las riendas las llevamos las mujeres... Por eso cuando viene la virgen nos sentimos muy importantes".

El origen de los traslados, como rememora Manuel Galán, está en las necesidades del pueblo de tener a la Virgen del Rocío en la localidad: "Eran periodos de sequía, epidemias, hambruna y principalmente la falta del agua". En el siglo XIX hubo una larga estancia por la peste bubónica, y en 1755, tuvo que trasladarse a Almonte por los destrozos del terremoto de Lisboa...

Este año, todo parece desbordarse. Macarena Robles, concejala de El Rocío y directora del Plan Venida, señala: "Esperamos a cientos de miles de personas. Sabemos que va a haber mucha gente, porque tenemos muchas ganas de estar con ella". Habla de riesgos de lipotimias, "y esperamos que todo se quede ahí".