LOS REPORTEROS
LOS REPORTEROS

La fórmula Feijóo

El PP elige el próximo fin de semana a su nuevo presidente.

Tiene la tarea de cerrar la crisis del PP y el objetivo de llevarlo a la Moncloa en las próximas elecciones.

Antes tendrán lugar los comicios andaluces. 

Los Reporteros abunda en la figura del gallego.

Si quieres ver más noticias destacadas, visita la web de “Los Reporteros”. Y en CanalSurMás tienes los programas completos.

CANAL SUR MEDIA 27 marzo 2022

El próximo fin de semana, el Partido Popular elegirá en Sevilla a su nuevo líder, a Alberto Núñez Feijoo. Un relevo con el que intentará cerrar la crisis abierta en el partido tras el enfrentamiento entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. Hemos viajado a Galicia para conocer mejor quién es Feijoo y qué representa. Su hoja de ruta y posible estrategia de pactos podrían condicionar el futuro político de Andalucía en un año en el que tendremos una nueva cita con las urnas.

La política no es una ciencia exacta y, sin embargo, basta un error de cálculo para que una estrategia en apariencia infalible desemboque en un completo fracaso. El duelo Ayuso-Casado, que el propio Casado propuso, lo perdió Casado pero, de una u otra forma, todo el Partido Popular escapó de la trifulca con contusiones. Algunas de pronóstico reservado, todavía. Así que el PP se ha encomendado a una nueva formula que le permita recomponer la figura y salir del atolladero, precisamente ahora que las elecciones en Andalucía están a la vuelta del verano.

Cuando muchos se preguntaban en qué momento se mudaría el Partido Popular de la Calle Génova, resultó que era Pablo Casado el único que estaba a punto de hacer el equipaje. Este prolongado y extraño aplauso no solo significa el fin de una carrera política, sino que representa el último acto de una guerra interna y descarnada que todo el país contempló con asombro y en directo.

Para cuando Pablo Casado y Teodoro García Egea comprendieron por fin que se habían quedado solos, hacia días que los barones del PP miraban hacia otro lado a la espera de que Alberto Núñez Feijóo diera el paso que esperaban.

Sevilla será la pista de despegue para Feijóo. No habrá sorpresas en el congreso de la semana que viene, naturalmente. El resultado de las primarias, con un 99 por ciento de apoyos para un único candidato, amortiguará el estruendo de los tambores de guerra superponiéndole un sonido menos estridente y, para el propio PP, más simbólico. Porque después de Fraga y Rajoy, el Partido Popular se pone de nuevo en manos de un político gallego.

No es la primera vez que al presidente de la Xunta le ha tentado la posibilidad de trasladarse desde la Plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela, a la Calle Génova número trece de Madrid. Sin embargo, cada vez que se le presentaba la oportunidad, la rechazaba; quizá porque no tenía claro que pudiera medirse en igualdad de condiciones con otros candidatos que controlaban mejor que él el aparato del partido. Todo ha cambiado radicalmente, porque ahora todos los barones - y de forma singular el presidente de la Junta de Andalucía - le apoyan sin ambages.

Se abre por tanto un nuevo ciclo que en la Facultad de Ciencias Políticas de Santiago estudian con detenimiento, aunque no siempre con puntos de vista coincidentes. El profesor Miguel Bastos, por ejemplo, considera que Feijóo ha encontrado, ahora sí, su sitio.

El profesor Antón Losada, sin embargo, trabaja en una hipótesis muy diferente. En su opinión, la elección de Feijóo era inevitable pero circunstancial, y quizá transitoria, porque no todo el mundo en el PP pierde de vista las opciones a largo plazo de Isabel Díaz Ayuso.

De momento y mientras tanto, taponar la herida y poner la casa en orden. Esa es la primera tarea que le aguarda al nuevo candidato, pero no la única. Ni siquiera la más importante. Con un calendario electoral apretado y repleto de etapas, lo que de Feijóo espera su partido es que recupere La Moncloa en el plazo de año y medio, ni más ni menos.

En Galicia lo que hay es un parlamento con 75 diputados pero solo tres grupos parlamentarios. En este hemiciclo hasta los pactos más improbables son previsibles y en caso de apuro, la mayoría absoluta del Partido Popular resuelve el atasco. En definitiva, una especie de anticiclón político que ya quisiera para sí cualquier otro presidente autonómico.

Feijóo no solo ha disfrutado de cuatro mayorías absolutas consecutivas, sino que en las ultimas elecciones, hace solo dos años, logró esquivar a Vox y dejarlo fuera de este parlamento. La formación de Santiago Abascal es irrelevante en Galicia, no así en en el resto del territorio. De hecho, acaba de entrar con paso firme en el gobierno de Castilla León y aspira a hacer lo propio en Andalucía. La pregunta es: ¿cuál será la estrategia del nuevo presidente del Partido Popular? ¿Aislar a Vox pase lo que pase o, si los resultados en Andalucía no son los que espera, hacer de la necesidad virtud?

De Galicia regresamos con la sensación de que sólo en geografía las distancias se miden en kilómetros. En política, es distinto. Se puede estar cerca o lejos dependiendo de las circunstancias. De entrada, nos dice la periodista Lourdes Lucio, Feiijóo ya era el principal referente de Juanma Moreno mucho antes de que el partido se asomara al precipicio.

Similitudes, haberlas haylas: Mientras Feijóo enarbola en Galicia la bandera de un nacionalismo bilingüe, de un galleguismo tranquilo, en el sur Moreno defiende lo que Javier Arenas ya definió en su día como un andalucismo constitucional, en un intento declarado de dar por superado el cuestionado papel de la derecha andaluza en la lucha por la autonomía.

No es solo afinidad ideológica, es también una cuestión personal y, en el fondo, estratégica: Moreno Bonilla, nos dice la periodista Isabel Morillo, se siente mucho más cómodo con Feijóo de lo que nunca estuvo con Pablo Casado.

Y hasta aquí los parecidos razonables, porque las diferencias existen. Por lo pronto, es muy poco probable que el resultado de las próximas elecciones andaluzas, previstas para el otoño, permitan a Moreno Bonilla gobernar sin depender de nadie, como ocurre Galicia, o de casi nadie, como sucede en Madrid.

La delicada situación por la que atraviesa Ciudadanos es la clave. Si el naufragio naranja que vaticinan las encuestas se produjera, la suma que sostiene al actual gobierno de coalición, sería del todo insuficiente. Y aun así, Moreno insiste en su intención de gobernar en solitario.

Más allá de las posibilidades futuras de un pacto de esta naturaleza en Andalucía, lo cierto es que los analistas consultados sí consideran que Vox ya ha demostrado una alta capacidad de influencia, especialmente en temas muy sensibles, como la violencia de género. Cuando la semana pasada Feijóo declaró que la violencia vicaria, es decir, el asesinato de los hijos a manos de su padre, no debería considerarse violencia machista, el futuro presidente del PP pareció alinearse con la tesis de Vox según la cual no existe la violencia machista, sino la violencia intrafamiliar.

Similitudes. Diferencias. Aciertos. Contradicciones. Así es la política. La semana que viene, el PP se propone hacer borrón y cuenta nueva con su propio pasado inmediato y tratará de encontrar en Sevilla cierta seguridad tras varias semanas de zozobra. El tiempo y las circunstancias dirán cuál será el resultado futuro de la nueva estrategia porque, como sucede con cualquier otra fórmula, también la de Feijóo encierra certezas, factores variables e incógnitas

ES NOTICIA