Esperaba en un andén de Atocha para coger el tren que le llevaría a su trabajo. En ese momento se produjo la explosión de uno de los trenes en la estación. Sufrió daño en los tímpanos y tuvo que dejar su empleo en el ejército.
Han pasado 20 años de aquel 11 de marzo de 2004, la fecha del mayor atentado terrorista vivido en España y en suelo europeo. Cuatro bombas en la red de Cercanías de Madrid dejaron 192 fallecidos y más de dos mil heridos. Uno de ellos es Alejandro Cervera, que, desde su residencia en Martos, Jaén, cuenta lo vivido a Canal Sur Tv en este aniversario. Sufrió daño en los tímpanos que le obligaron a dejar su empleo como sargento primero de Ejército.
Alejandro Cervera estaba esperando en un andén de Atocha para coger el tren que le llevaría a su trabajo. En ese momento se produjo la explosión de uno de los trenes que había en la estación. Recuerda que aquel día era un día más. De Fuenlabrada a Atocha en cercanías y de ahí en otro tren a Cibeles. Su vagón se estremece y, medio aturdido, empieza a reaccionar
Llega el caos, alguien grita "el tren se ha estrellado". Como militar, Alejandro se da cuenta de que no, "olía a pólvora", dice. Saliendo, llamó a sus padres. "Estoy bien, mamá", le dijo, que papá no coja el tren. Su instinto no falló.
Ahora está jubilado del Ejército por la pérdida de audición, reconoce el apoyo que tuvo por parte de las asociaciones, y no así de las administraciones que cree que la consideraron víctima de segunda y, denuncia, ni tan siquiera le ofrecieron asistencia psicológica.