El secretario general de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cádiz, Nicolás Fernández, ha explicado en Despierta Andalucía la dramática situación que atraviesan por la proliferación imparable de la Rugulopteryx okamurae.
El secretario general de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cádiz, Nicolás Fernández, ha explicado en Despierta Andalucía la dramática situación que atraviesa la flota artesanal del Estrecho de Gibraltar ante la proliferación imparable del alga asiática invasora, la Rugulopteryx okamurae.
“Desde Cabo Roche hasta Estepona la costa está totalmente copada de alga asiática, que se adhiere al fondo, tapa todas las rocas, la vida de las especies no es posible, es como si hubiera un manto verde, un manto de algas en el fondo del mar, más todas las que se sueltan”, explica.
La consecuencia de esta proliferación del alga es que las especies tradicionales de la pesca artesanal están desapareciendo de la zona. “Frente a cabo de Trafalgar hay una zona que se llama el Banco del Hoyo, que era super rica en pulpo y no se ve un pulpo desde hace ya por lo menos ocho años”.
No es la única especie afectada, porque Nicolás Fernández también explica que el pez sable, del que se comercializaban en 2015 unas 800 toneladas, también ha desaparecido.
Ante esta situación, el representante de las cofradías pide soluciones. Y propone al Gobierno central que permita a la flota artesanal del Estrecho pescar una parte de la cuota de atún “para solventar los problemas excepcionales” que está provocando la expansión del alga. “Se está produciendo un desmantelamiento de la flota artesanal”, advierte Fernández, quien lamenta que “el relevo generacional está tocado de muerte”.
Nicolás Fernández recuerda que el origen de esta especie invasora es el lastre de agua que los mercantes procedentes de Asia sueltan en el Estrecho y “no hay los controles debidos”.
“Este alga aquí se volvió loca. Necesita aclimatarse y necesita tiempo. La cuestión es cuánto. Llevamos ya nueve años y el alga no se ha aclimatado, al contrario, ha seguido avanzando de forma imparable. Tan es así que una parte de la flota de Barbate está en Conil para pescar más cerca de Cádiz porque no hay nada, no se ve una escama de pescado” y los barcos están sufriendo graves pérdidas porque incluso pierden los tendidos de red porque se enganchan estas algas, que se detectaron en las costas andaluzas por primera vez en 2015 y desde entonces no han parado de extenderse.