Era el mayor crítico de Putin. Un símbolo de la disidencia.
Abogado y bloguero, Alexei Navalny se convirtió en político e investigó la corrupción en las empresas estatales.
Lideró protestas masivas en el país contra el régimen y fue detenido en varias ocasiones durante su vida. En 2018 no pudo presentarse a las elecciones presidenciales contra Putin, por estar acusado de malversación. El siempre negó todos los cargos, que dijo estaban motivados políticamente.
También sufrió ataques contra su persona, el más grave en 2020, cuando fué envenenado con novichok. Lo trataron en Alemania, pero Navalny decidió regresar a Rusia una vez recuperado y fue detenido al aterrizar en Moscú. Desde entonces ha estado en prisión. Cumplía una condena de 19 años por "extremismo".
Contrario a la invasión de Ucrania, en su último mensaje desde la cárcel pedía a los rusos que no votaran a Putin. A finales del año pasado fue trasladado a una colonia penal del Ártico, considerada una de las cárceles más duras del país. Y allí ha muerto hoy, según las autoridades penitenciarias rusas, cuando se desvaneció después de un paseo.
El Kremlin no se ha pronunciado. Si ha hablado su mujer, Julia, que ha recibido la noticia en Munich, y al igual que muchos líderes mundiales ha acusado directamente a Putin de la muerte de su marido.