El artista inaugura en su tierra un nuevo concepto de estudio, un espacio en el que el público pueda admirar su obra a la vez que él va creándola.
El artista Ismael Lagares Díaz potencia su carrera con una exposición que se puede ver en una antigua bodega de Bollullos Par del Condado (Huelva). El pintor ha rehabilitado estas instalaciones para convertirlas en su espacio, en un lugar donde entender y disfrutar su obra, calificada por los críticos como de expresionismo abstracto.
Cada pieza de esta exposición emociona a todo aquel que se acerca a visitarla. Su inspiración le llega a través de la vegetación, de la naturaleza tal y como él la percibe. Define su pintura con tres palabras: color, gesto y materia.
Lagares emprende una nueva etapa en su Bollullos natal, sin abandonar su presencia en las más importantes ferias de arte del mundo. Entre la figuración y la abstracción, su obra llega a aquellos enclaves más vanguardistas del arte contemporáneo internacional.
En sus cuadros, como en sus esculturas, hechas con resina mezcladas con otros elementos como la silicona, están presentes las explosiones de colores netos, definidos, casi rabiosos, como si remitieran a macizos de flores de aire onírico: "Siempre parto del paisaje más próximo, de mi entorno y de Doñana", reserva natural muy próxima a su localidad.
Hace poco más de dos años Lagares decidió comprar una antigua bodega de su pueblo, que aún conserva una arcada del siglo XVIII que perteneció a un antiguo convento, para construirse un nuevo estudio, anexo a su nueva vivienda, con la idea de que el resto de su obra artística sería concebida y creada allí mismo, para lo cual ha dotado también las instalaciones de dos hornos de cerámica.
En 2026 presentara una exposición monográfica en Panamá, donde mostrará una nueva revisión de su obra, una vuelta a la pintura, prescindiendo de la cerámica, tan protagonista en sus últimas etapas creativas.
Lagares también estará en su tierra y lo hace con la inauguración de un nuevo concepto de estudio. Un espacio en el que el público pueda admirar su obra a la vez que él va creándola.
En la bodega reconstruida cuenta con una sala cubierta a gran altura de unos 300 metros cuadrados, más un doble piso que parece flotar sobre este espacio y sobre la arcada del siglo XVIII, además de un patio al aire libre de otros 200 metros, destinado a trabajos de cerámica y hornos.