La capilla ardiente de Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí en Moguer (Huelva), donde llegaron desde Puerto Rico el 5 de junio de 1958 y fueron enterrados un día después, olía a flores, cera, caoba e incienso y en ella había una corona de casi dos metros de altura
Estas son sólo dos de las muchas curiosidades que sobre el regreso del Nobel y su esposa a Moguer, del que se cumple 60 años, revela la exposición "El viaje definitivo", organizada por la Fundación del poeta para conmemorar esta efeméride y que, desde hoy, puede verse en la Casa Museo Zenobia-Juan Ramón de Moguer, lugar donde, precisamente, se instaló dicha capilla ardiente.
Durante la inauguración, la comisaria de muestra y miembro del Centro de Estudios Juanramonianos, Teresa Rodríguez, ha explicado que se gestó hace un año cuando la última donación de Carmen Hernández Pinzón, representante de la comunidad de herederos del Nobel, "nos hace caer en la cuenta de que hay muchos artículos sobre este acontecimiento, que fue una noticia que tuvo mucha repercusión en los medios, contabilizándose hasta 500 notas de prensa".
Asimismo, se contaba con la colección del fotógrafo local Roberto Méndez Adalid Rowalls quien trabajó en Moguer entre las décadas de los 50 y 60.
Junto a las imágenes, Rodríguez ha destacado la exhibición de crónicas de periodistas como Jesús Hermida, Domingo Paniagua, Francisco Otero, Carmen Conde o Antonio Oliver, que narraron los acontecimientos y en el caso de muchos de ellos acompañaron a la comitiva desde Madrid, y que "han sido fundamentales para reconstruir la secuencia argumental de los hechos".
La muestra se estructura en torno a las 4 etapas de su viaje de regreso: Puerto Rico, Madrid, Sevilla y Moguer y consta de un total de 7 paneles de los cuales los dos primeros corresponden a la etapa puertorriqueña.