El acusado multiplicaba por ocho la tasa máxima de alcohol y se dio a la fuga tras el accidente.
Un jurado juzga al conductor ebrio que provocó en septiembre de 2017 un accidente que costó la vida a dos jóvenes de 20 y 22 años. El acusado conducía por la A-92, a la altura de Baza, con una tasa de alcohol en sangre que multiplicaba por 8 la permitida. Al colisionar contra el vehículo de los jóvenes, el coche se salió de la carretera y dio varias vueltas de campana. El acusado no los socorrió, sino que abandonó el lugar.
El fiscal, Francisco Hernández, entiende que la embriaguez en este caso no atenúa su comportamiento y se enfrenta a una petición de 8 años de cárcel.
El acusado, en cambio, ha justificado que tomó alcohol y que el accidente tuvo lugar en un cambio de rasante, cuando encontró sorpresivamente el coche de las víctimas y no tuvo tiempo de reaccionar.
La acusación particular mantiene la versión del Ministerio Fiscal, mientras que la defensa pide la absolución, y, de forma alternativa, la condena pero con varias atenuantes.