Esta pequeña localidad granadina de solo 300 habitantes ha sabido darle la vuelta al estigma histórico de municipio asociado a la brujería y sus fiestas cumplen quince años sumando cada vez más visitantes.
En Soportújar, localidad de La Alpujarra granadina, llega la Feria del Embrujo, una fiesta de apenas quince años de vida que gira en torno a la tradición de las brujas y que poco a poco capta la atención del entorno y el turismo hasta el punto de que a este pueblo de solo 300 habitantes llegan hasta 7.000 visitantes.
Desde la expulsión de los moriscos y la repoblación acometida por Felipe II con familias gallegas y del norte peninsular, Soportújar ha llevado como una losa su identificación con la brujería, hasta que hace más de una década ya, sus pocos habitantes decidieron darle la vuelta para convertir todo lo que tiene que ver con las brujas en una seña de identidad.
El éxito ha sido fulgurante y la fiesta es un imán turístico y por ende un motor económico. De los tres negocios que había antes de que se popularizaran estas fiestas, ahora hay más de treinta y aunque Soportújar no gana población, al menos, tampoco pierde.
La fiesta, con música folklórica y celta, pasacalles embrujados y hechiceros, mercado medieval, batukada, espectáculos de fuego, aquelarres o queimadas, se alarga hasta el domingo.