La hermana Mary: del convento en Arcos a acoger a niños abandonados en Kenia
Esta monja keniata sufría tanto por su gente que pidió una dispensa a Roma para abandonar la clausura en Arcos y montar una casa de acogida cerca de Nairobi.
Tiene ayuda de dos ONGs malagueñas.
Les hablamos ahora de la hermana Mary, una keniata que después de quince años como monja de clausura en Arcos de la Frontera, en Cádiz, se ha vuelto a su país para dedicarse a los más pobres. Dos ONGs malagueñas le ayudan a poner en pie una casa de acogida para niños abandonados pero las condiciones son dramáticas y la hermana está sobrepasada por la pobreza que se ha encontrado.
Tras quince años enclaustrada en Arcos de la Frontera como monja de clausura la hermana Mary regresó a su tierra para vivir todo lo contrario: del recogimiento espiritual a la lucha terrenal.
La hermana Mary pidió permiso a Roma para volver a Kenia y allí fundó esta casa de acogida en Machakos, cerca de la capital, Nairobi, donde cuida a bebés y niños abandonados en la calle, una práctica frecuente donde una boca más es una carga muy pesada.
Su lucha es una pelea constante por sobrevivir. "La gente nos trae comida aunque siempre estoy pidiendo dinero para comprar pañales, leche, salarios. Estamos en una situación económica precaria porque lo que entra no da abasto, es muy poco, y siempre con deudas", explica. Y expone que necesitan un pozo de agua, placas solares para producir electricidad, camas articulada, aspiradores y sillas de ruedas.
Su labor ha obtenido reconocimientos y las ONGs malagueñas Pozos sin fronteras y Admundi colaboran para paliar sus necesidades. La hermana Mary cambió el silencio de Arcos por el bullicio de Kenia y sublima su vocación. Amar a Dios y a sus hermanos.
