LOS REPORTEROS
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Vivir con covid cinco años después

En el aniversario de la pandemia, Los Reporteros analiza la situación de enfermos que sufren covid persistente y hablan con médicos e investigadores sobre nuevos estudios y lo que aún queda por hacer.

CANAL SUR MEDIA 2 March 2025

Hace justo cinco años, nos enfrentábamos a un enemigo desconocido, el coronavirus SARS-CoV-2 causante de una pandemia que nos volvió la vida del revés. Sin embargo, para muchos, la batalla aún no ha terminado. Siguen lidiando con las secuelas que les dejó la enfermedad. Son los que padecen covid persistente. Hemos hablado con andaluces que tienen esta dolencia. También, con profesionales que trabajan para mejorar su calidad de vida e investigan posibles causas y terapias.

Cinco años del primer caso de COVID contraído en España, superados los estados de alarma, el confinamiento, las desescaladas, los aplausos, el resistiré… pero para ellos, el coronavirus no es una pesadilla lejana, sino que forma parte de su angustioso día a día. Tampoco ha terminado para médicos e investigadores que tratan de desentrañar todavía las claves de estas dolencias vinculadas al covid persistente.

En el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla se atendió el primer caso de COVID contraído en España, en vísperas del 28F de 2020. Era el de un nombre que ingresó con una neumonía que no respondía a los tratamientos habituales, y que  hizo sospechar de la posibilidad de que fuese una infección por SARS-CoV-2. SE confirmó mediante una no fácil PCR. Eso  permitió modificar los protocolos a nivel nacional y a partir de entonces entender que había infecciones por SARS-CoV-2, por COVID-19, en nuestro país sin vínculo epidemiológico ni con China ni con Italia, de tal manera que el virus ya se estaba extendiendo por nuestro país. Así lo cuenta José Miguel Cisneros, jefe de Enfermedades Infecciosas del Virgen del Rocío.

De aquellos primeros momentos, había algo que impactaba especialmente, cuenta Cisneros. "El silencio de unos pacientes asustados que estaban en sus habitaciones y ni se movían por el miedo de todo lo que se estaba generando en torno a esta enfermedad. Entonces era un silencio como no he visto nunca en el hospital".

Luis Fernando Marín, vecino de Granada, también pasó por el hospital, un recuerdo que todavía resuena en sus oídos: "Consiguieron sacarme adelante, algo que no pudo contar demasiada gente, escuchaba por los pasillos, escuchaba llantos, escuchaba determinadas cosas, que no se me olvidarán en la vida, gente que no lo contó, mucha gente que esos días se quedó allí".

Como se quedaron las secuelas para los dos millones de personas con COVID persistente que se calculan en España, más graves y menos pero a todas les robaron algo hace cinco años. Lo cuenta Rosario Paguillo, cuyo deterioro, dice, avanza a "pasos agigantados". "Los médicos siempre me han hablado de secuela, de que todo lo que tengo es son secuelas del COVID".

Las consecuencias para Luis Fernando Marín son, principalmente, a nivel pulmonar. "Es una tos persistente, constante. Los inhaladores me ayudan mucho. Hay días mejores, días peores. Pero tengo una serie de síntomas que me quedaron también por una medicación que me administraron en el hospital. Un medicamento, un retroviral muy potente, que me provocó una inflamación en el cerebelo, que me ha generado, en resumen, una enfermedad autoinmune. (…) lo mismo me ataca el estómago, que me ataca la vista, que me ataca el equilibrio, que me ataca el oído, me ataca un dolor de cabeza brutal, también tengo diagnóstica de cefalea crónica (…) Me han hecho absolutamente de todo, soy una cobaya humana en mano de todos los especialistas, de lo que no me quejo, porque estoy atendido y tengo suerte, soy afortunado. Pero los síntomas que me han quedado y los problemas que me han quedado, harían falta varias entrevistas para poder enumerarlos todos".

Especialistas como los que confluyen en el Instituto de Biomedicina de Sevilla, un centro mixto con investigadores de la Universidad de Sevilla, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y hospitales. Varías líneas de investigación se ocupan del covid persistente. Nos fijamos en dos. Juan José Toledo, catedrático de la Universidad de Sevilla, expone una que es "tanto infección directa en el sistema nervioso, como también con las cepas más recientes que tienen menos mortalidad, sí estamos viendo una gran reactividad inmunológica dentro del cerebro. Y esto puede producir a más largo plazo que lo que estamos estudiando pues alteración e incluso daño neuronal".

Por su parte, Matilde Bustos, científica titular del CSIC, cuenta que "nuestra investigación se enmarca dentro de la plataforma temática interdisciplinar, salud global, que fue puesto en marcha por CSIC, tiene de coordinadora a Margarita del Val y es una plataforma donde participan muchos investigadores, hasta 400 de 140 institutos distintos". Un equipo que les ha permitido obtener una patente "donde proponemos un tratamiento novedoso de tal forma que vamos a inhibir la parte de la inflamación mala y vamos a dejar la parte de la inflamación que sí tiene efectos beneficiosos. Es una inhibición selectiva que nosotros le hemos probado con éxito en un modelo de COVID, en ratones y estamos muy ilusionados de que esto pueda llegar a humanos".

 María Ángeles Rodríguez, profesora de biología celular de la Universidad de Sevilla es muy consciente también de la desesperación de los pacientes, muy necesitados de diagnóstico. "Es muy difícil tener un diagnóstico, no tienen tratamientos. Entonces, la verdad es que cinco años después de que comenzase la pandemia, pues seguimos sin conocer la etiología, la causa de la covid persistente".

Esas incógnitas pesan en el día a día de los afectados que han pasado un calvario de médicos y diagnósticos hasta llegar a la etiqueta de covid persistente. Luis Fernando ha logrado una incapacidad, lo que tampoco es fácil para una dolencia a veces invisible. "Y la gente tiende a pensar mal y decir, este es lo que tienes rollo. Por eso, porque no se me ve que me cuelgue una pierna o que se me salga un ojo".

Rosario, escritora con varias publicaciones, ha sido incapaz de volver a crear. "Publiqué mi primera novela, luego eso te anima a seguir escribiendo, a seguir formándote en ese ámbito, cuando entras a hacer un máster de escritura, tienes que escribir al diario, tienes que estar con tu mente activa y por lo tanto es algo que yo hacía día a día y es algo que de momento se ha parado completamente".

La doctora Sonsoles Salto, especialista en Medicina Interna, conoce estos síntomas, pero lo peor, insiste, es cuando ataca a una persona inmunodeprimida. "Estamos hablando de que estos pacientes inmunodeprimidos desarrollan neumonías o persistentes o recurrentes que les llevan a un agotamiento tal que los desenlaces no suelen ser favorables".

Ella acababa de aprobar el MIR cuando empezó la pandemia, y antes de comenzar en el hospital, pasó por el IBIS, donde nos presenta a la bióloga Raquel Gómez. "En 24 horas aquí, físicamente, en este laboratorio, lo puse a punto con mis manos, con mis equipos, con los que teníamos y entonces pudimos dar ese oxígeno a Andalucía, reservar 17.000 determinaciones para nosotros y comenzar a dar diagnóstico porque es el paso previo a la QPCR que daba diagnóstico. Y ya desde ahí, pues, dimos soporte a todos los hospitales".

Y es que en aquellos tiempos se aprendía cada día. Cisneros explica que "la pandemia ha tenido, sin duda, la parte negativa de increíble número de muertes y de sufrimiento, pero desde el punto de vista positivo ha tenido extraordinarios beneficios para la humanidad". Uno de ellos ha sido la creación de la vacuna en un tiempo récord, el desarrollo de la microbiología o medidas de prevención que nunca antes se habían puesto.

Otras se han olvidado con el paso de los años. "El ministro de Sanidad de esa época que prometió que a final del año 2020 la especialidad de enfermedades infecciosas sería realidad en España, como lo es en el resto de países europeos. Desafortunadamente, en el año 2025 aún no se ha cumplido esta realidad", denuncia Cisneros.

Matilde Bustos reivindica la necesidad de la investigación. "La investigación tal como se dice sin ciencia en nuestro futuro, no hay futuro, es una realidad. La rapidez con lo que aparecieron las vacunas con la que se actuó, no hubiese sido posible si no existe ese conocimiento previo".

Mientras los investigadores formulan hipótesis en busca de soluciones, Luis Fernando se aferra a nuevas motivaciones, y Rosario sueña con las palabras que antes fluían sin esfuerzo. Todos, de una forma u otra, buscan una inspiración.

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