"Los Reporteros" celebra el Día de la Constitución con estudiantes de derecho

Este sábado, el país ha celebrado un nuevo seis de diciembre. Aprovechando esta efemérides, hemos querido debatir sobre la Carta Magna con los que se preparan para ser garantes del Estado de Derecho. Para ello, un equipo de "Los Reporteros". Se ha desplazado hasta una clase de Derecho Constitucional en la Universidad de Córdoba. Hemos preguntado a estos jóvenes qué derechos constitucionales les preocupan más. Entre otras cosas, nos han hablado de medioambiente, de tecnologías de la comunicación y del derecho a la información.

Los jóvenes que hoy cursan el Grado de Derecho en nuestras universidades nacieron ya en el siglo XXI. La Constitución que estudian, cumple ahora 47 años. Se aprobó varias décadas antes de que ellos vinieran al mundo y sus artículos siguen marcando su presente, su día a día. La España de 2025, digital, diversa, global, es muy distinta a la de 1978. Los chicos que hoy estudian derecho son hijos de otro mundo y herederos, a la vez, de ese texto jurídico, el acuerdo que hizo posible el inicio de nuestra convivencia democrática.

Alicia Cárdenas es profesora de Derecho Constitucional en la Universidad de Córdoba. Tiene 32 años y a su conocimiento legal se une la cercanía generacional con sus alumnos.

La España que alumbró la Constitución no era una balsa de aceite. Las negociaciones para alcanzar un consenso sobre el texto jurídico se desarrollaron en medio de una crisis económica y un clima social agitado. Huelgas, manifestaciones y reivindicaciones que reclamaban libertades reales y derechos que la dictadura había negado. La violencia terrorista de ETA y de los grupos de extrema derecha intentaban sembrar el miedo en un frágil sistema democrático que daba sus primeros pasos. En ese contexto los españoles acudieron a las urnas el 6 de diciembre y, con casi un 90 por cientos de votos afirmativos, refrendaron la Constitución. El espíritu del 78, tan idealizado como cuestionado, logró que generaciones enfrentadas durante décadas aceptaran un marco común.

Nuestra Carta Magna se redactó en una España analógica, sin internet ni móviles. Hoy, vivimos en una sociedad conectada donde la información se mueve y viraliza a la velocidad de un clic. La Inteligencia Artificial está integrada en nuestra vida cotidiana, aunque a veces no seamos consciente de ello. Toda esta tecnología abre oportunidades, pero también nuevos riesgos y desafíos legales. La inmediatez de las redes sociales es un terreno abonado para la manipulación y la desinformación. La brecha digital deja fuera a quien no tiene acceso o no maneja estas herramientas. Y derechos como el honor, la intimidad y la privacidad se han vuelto más frágiles y vulnerables en el mundo digital.

Los retos éticos y jurídicos que plantean los avances tecnológicos fueron un tema central en la Conferencia Mundial de Justicia Constitucional. Este año se ha celebrado en Madrid, donde se han reunido 85 tribunales y cortes de los cinco continentes, para debatir sobre los derechos humanos de las generaciones futuras.

Sobre el papel, la vivienda y el trabajo no son derechos fundamentales y, en el día a día, los jóvenes encuentran muchas barreras a la hora de ejercerlos. Tenemos la tasa de paro juvenil más alta de la Unión Europea. La precariedad del empleo y los bajos salarios complican la emancipación. El precio de la vivienda sigue subiendo y pagar un alquiler se lleva el 92% de su salario. Esa incertidumbre y la falta de perspectivas lleva a muchos jóvenes a distanciarse de la política y las instituciones.

La Constitución sigue siendo un pilar fundamental de nuestra democracia. Estos jóvenes y futuros juristas, herederos de la Transición, la entienden como un legado que debe dialogar con los desafíos del presente y dar respuesta a los problemas del siglo XXI.