Sólo en Andalucía se producen al año 45.000 toneladas de residuos textiles.
El sector, que supone un 3% del PIB de nuestro país, se enfrenta al desafío de reducir su impacto ambiental.
Lo vemos en Los Reporteros.
Algunos materiales de nuestra vida diaria que quizá ni nos planteemos que resultan contaminantes, lo son, y mucho. Es el caso de la ropa y el calzado, tanto por su fabricación como a la hora de deshacerse de ellos. De eso hablamos en nuestro siguiente reportaje, de la recogida selectiva de estos residuos, que se ha hecho obligatoria, por primera vez, este año. Cada español consume al año unos 20 kilos de ropa y calzado. Una maleta grande llena. Eso genera residuos. Sólo en Andalucía, 45.000 toneladas anuales.
Dicen que con el textil también funciona la regla del 80-20. Sólo usamos el 20% de la ropa y calzado que tenemos en el armario. Hay también un descenso generalizado de la calidad. Si antes se desechaba por cambiar de talla, ahora es más habitual que se haga por su deterioro. Fruto del auge de la moda ultrarrápida y el consumo masivo online. El sector, que supone un 3% del PIB de nuestro país, se enfrenta al desafío de reducir su impacto ambiental.
Ha sido el último residuo en incorporarse a la recogida selectiva. Desde este año, todos los municipios deben tener contenedores para ello. De momento, sólo existen en poco más de 120.
Desafortunadamente, hay una serie de ayuntamientos en España que todavía no tienen contemplada la recogida de residuo textil. Es que hay también escasa capacidad para el tratamiento. Si es necesario, muchas más plantas de clasificación y tratamiento.
Su gestión se otorga a distintas entidades, que apenas pueden asimilar un 15% de los desechos. La principal gestora es Cáritas, a través de Moda-re. Recoge más del 40% de lo depositado en contenedores en nuestro país. Y ha sabido transformar el residuo en oportunidad.
Tiene además acuerdos para los excedentes de las grandes marcas, que también han instalado puntos de recogida en tienda. Fernando Rodríguez, director de Bio Alverde, dirige una de esas empresas de inserción que conforman Moda-re.
La otra mitad se puede conceder a cualquier entidad. Éste, por ejemplo, es un contenedor de la Fundación Humana, el segundo gestor en España por volumen, con algo menos del 20% del total. Del contenedor, a la planta de clasificación. Y de ahí a las tiendas.
Estos modelos de gestión son más recientes, pero siempre ha habido interés por lo vintage. En esta calle de Sevilla se concentran hasta siete tiendas en apenas 200 metros cuadrados. Pero también nos hacen una reflexión: el riesgo de caer en el consumismo de siempre.
Reciclar no es coser y cantar. Mezcla de fibras, baja calidad… No resulta rentable. Por eso lo que puede marcar un antes y un después es comenzar por el principio: el desarrollo de materiales biodegradables y no contaminantes.
En España, la ley establece también para textiles lo que se conoce como responsabilidad ampliada del productor, la RAP. Pero no se ha publicado el real decreto que detallará su funcionamiento.
El pasaporte digital de producto en el textil es otra herramienta que permitirá a los consumidores tomar decisiones más informadas y responsable.
Más allá de la reducción de residuos, la Unión Europea busca transformar el modelo productivo, promoviendo textiles más duraderos, reciclables y libres de sustancias peligrosas. Toda una nueva legislación que no entraría en vigor hasta principios de 2028. Todavía queda mucha tela que cortar.