Micaela Navarro, Begoña Chacón, Elia Maldonado, Carmen Pinto y, en el recuerdo, Concha Caballero.
Cinco mujeres que acordaron una norma que fue aprobada por unanimidad.
En Los Reporteros analizan cómo fue y cómo han cambiado las cosas.
Hace justo medio siglo, Naciones Unidas declaró oficialmente esta conmemoración. Desde entonces, han sido muchos los logros alcanzados para la igualdad entre hombres y mujeres pero también son muchos los retos pendientes en los que avanzar. En Los Reporteros, hemos querido recordar uno de esos grandes avances en Andalucía: la ley de promoción de la Igualdad de Género que cumple en este 2025 su mayoría de edad. Fue en 2007 cuando la aprobó el Parlamento Andaluz por unanimidad. Precisamente allí hemos reunido a las artífices de esta norma. Nos han hablado de aquel debate y de cómo han cambiado las cosas.
Las mujeres que protagonizan este reportaje hace tiempo que no están en la primera línea de la política. Pero lo estuvieron y jugaron un papel tan relevante que lograron que sus respectivos partidos, muy alejados entre sí, se pusieran de acuerdo. Ni más, ni menos. Sucedió en 2007, hace ahora 18 años.
Como cualquier otro año, también 2007 vino repleto de noticias: comenzó el juicio por los atentados del 11 M y se dictó sentencia. Echó a andar la ley de Dependencia, el primer Iphone llegó a las tiendas, se inauguró la línea de AVE entre Madrid y Málaga, se conmemoró el décimo aniversario de la muerte de Lady Di y despedimos al futbolista Antonio Puerta. Pero 2007 fue además un año de enorme trascendencia política en Andalucía. El domingo 18 de marzo se aprobó en referéndum la reforma del estatuto de autonomía.
Este nuevo estatuto, más amplio y con mayor alcance jurídico que el texto aprobado en 1981, recoge un importante catálogo de derechos sociales. Por ejemplo, el artículo 10 donde se establece que la comunidad autónoma propiciará la igualdad de hombres y mujeres, o el artículo 16 que garantiza la protección integral de las mujeres frente la violencia de género.
Y no es papel mojado, recuerda Micaela Navarro, entonces consejera de Igualdad en el gobierno socialista. El articulado del nuevo estatuto daba la cobertura necesaria a una futura legislación andaluza que, a su vez, habría de desarrollarse al amparo de la ley de igualdad recién aprobada a nivel estatal.
Lo que ahora se proponía era una legislación transversal que garantizara una adecuada formación educativa de hombre y mujeres, que atendiera a la salud y el bienestar, que fomentara el empleo en condiciones de igualdad y que consolidara el derecho a la conciliación laboral y familiar.
En definitiva, dar forma a un propósito compartido a izquierda y derecha, nos dice la ex parlamentaria del PP Begoña Chacón. Y hacerlo partiendo de posiciones políticas muy diferentes.
Promover la igualdad allá donde fuera necesario. También en el mundo rural, donde las diferencias eran notables, confiesa la ex diputada andalucista Carmen Pinto, alcaldesa que fue de su pueblo, Palenciana, al sur de la provincia de Córdoba. Carmen, que se recupera poco a poco del ictus que sufrió hace tres años, incide en la necesidad de cambiar el modelo familiar y laboral existente.
O lo que es lo mismo, hacer de la política un ejercicio útil. Elia Maldonado, que hace 18 años era ponente del grupo socialista en la Comisión de Igualdad del Parlamento andaluz, recuerda que, más allá de las diferencias, el afán por llegar al consenso existió desde primera hora.
Ningún grupo presentó enmiendas a la totalidad a los proyectos legislativos del gobierno, y eso permitió agilizar el tramite parlamentario. Lo que no quiere decir que no hubiera discrepancias. De hecho, los grupos de la oposición presentaron decenas de enmiendas parciales. La negociación se prolongó durante meses.
En noviembre de 2007, el Parlamento de Andalucía aprobó en una sola jornada y por unanimidad las leyes de igualdad y contra la violencia de género.
Que la discusión política, por muy acalorada que hubiera sido, deje un buen recuerdo, tiene su importancia. Quizá por eso, cuando el programa Los Reporteros les propuso reunirse después de todos estos años accedieron de inmediato. Volver a verse, retomar el diálogo, recuperar los afectos a pesar de las diferencias ideológicas.
Y hacer todo eso en el lugar idóneo. Que no es otro que el salón de plenos del parlamento de Andalucía. Porque fue aquí donde hace casi dos décadas, lo que quizá hoy nos parecería improbable, entonces fue posible.
Han pasado 18 años, pero el tono de cordialidad permanece intacto, lo que da una idea bastante precisa del grado de entendimiento que alcanzaron cuatro partidos políticos de muy distinto signo con la voluntad unánime de aprobar, el mismo día, la ley de igualdad y la ley contra la violencia de género. Este grupo de diputadas jugó un papel determinante. Pero en este emotivo reencuentro falta alguien cuya labor fue indispensable para forjar el acuerdo que finalmente se produjo. Hablamos de Concha Caballero, que falleció victima de un cáncer fulminante hace ahora diez años.
El propósito de estas cinco diputadas era el punto de partida hacia la igualdad plena. Un largo camino no siempre despejado y en el que últimamente se detectan retrocesos. Según el CIS, la mitad de los jóvenes de este país cree que la promoción de la igualdad ha ido demasiado lejos, tanto que ahora son ellos, y no ellas, los que dicen sentirse discriminados. Mensajes de este tenor inundan las redes sociales.
La lucha contra la violencia de género se enfrenta sin embargo a un nuevo fenómeno, la banalización de esa violencia, especialmente entre los más jóvenes. Una macro-encuesta promovida por la Fundación Mutua Madrileña revela que dos de cada cinco varones entre 16 y 21 años no cree que empujar o golpear a su pareja durante una discusión sea maltrato, tampoco amenazarla o insultarla. Mucho menos, decidir como deben vestir o controlar el contenido y los contactos de su teléfonos móviles.
La brecha salarial es una de ellas. Un reciente informe del sindicato Comisiones Obreras concluye que las mujeres españolas ganan, de media, casi cinco mil euros menos al año que los hombres. El acceso mismo al empleo también es desigual.
Por si esto fuera poco, la ultima encuesta del CIS pone de relieve que en un día laborable cualquiera las mujeres dedican el doble de tiempo a las tareas del hogar y el cuidado de los hijos que los hombres.
El debate que el programa Los Reporteros ha resituado en el Parlamento Andaluz merecería más espacio, pero el tiempo apremia y hemos de despedirnos.
Quizá vuelvan a reunirse. Quien sabe. De momento cada cual regresa a su lugar de origen: Carmen Pinto parte hacia Palenciana, la localidad cordobesa de la que fue alcaldesa durante varios años. Elia Maldonado pone rumbo a Palomares, el pueblo sevillano donde vive y en el que trabaja como profesora de educación primaria. Micaela Navarro disfruta de su jubilación entre Sevilla y Andújar, su localidad natal. Begoña Chacón pasará el fin de semana en Ronda, la ciudad en la que reside, aunque el lunes estará de vuelta porque trabaja como asesora en la Consejería de Justicia. Y en el recuerdo, Concha Caballero. Cinco mujeres indispensables que hace 18 años trabajaron a fondo para hacernos más libres, protegidas e iguales.