Lo fascinante es que esta piel no requiere una integración compleja: se pone como un guante sobre una mano robótica y convierte al androide en algo peligrosamente parecido a un humano. A nivel técnico, hablamos de detección multimodal, es decir, la capacidad de un solo material para registrar diferentes tipos de estímulos táctiles.
Hasta ahora, esto se conseguía con sensores especializados que, francamente, eran caros, frágiles y poco eficientes. Pero este nuevo material —un hidrogel suave y eléctricamente conductor— lo cambia todo. Y lo hace con apenas 32 electrodos colocados en la muñeca, suficientes para recopilar más de 1,7 millones de datos en pruebas de laboratorio.