Despierta Andalucía visita Paiporta y comprueba los progresos en el viario público, carreteras o puentes.
Todavía queda mucho por hacer. Por ejemplo, siguen sin funcionar muchos ascensores.
Mabel y José, ambos andaluces, lo están padeciendo.
Un año después de la tragedia, un equipo de Canal Sur ha regresado a Paiporta, una de las localidades más golpeadas por la dana. Sólo en este pueblo fallecieron 46 personas. La reconstrucción ha avanzado mucho, pero en Despierta Andalucía comprobamos con algunos de sus vecinos que todavía queda mucho trabajo por hacer.
En el Barranco del Poyo a su paso por Paiporta sigue la actividad incesante de obreros y maquinaria pesada. El puente se ha reconstruido. También se ha avanzado mucho en el viario público y en las carreteras.
Pero en las viviendas, en muchos casos, todavía no ha vuelto la normalidad. Por ejemplo, porque un año después siguen sin funcionar muchos ascensores del pueblo. Es el caso del edificio en el que viven Mabel Márquez, granadina de Armilla, y José Camacho, sevillano de Utrera. En el bloque hay personas con dificultades de movilidad que apenas pueden salir de casa.
La situación se repite en otros pueblos afectados por la dana, de la llamada zona cero de la provincia de Valencia, asolada el 29 de octubre.
El alcalde de Paiporta, Vicent Císcar, asegura que "lo más importante" para que no vuelvan a sufrirse las consecuencias de una dana como la de hace un año es consolidar las infraestructuras para hacerlas más resilientes pero, sobre todo, "que funcionen los avisos", como lo han hecho durante las últimas lluvias torrenciales que se registraron en la Comunitat Valencia a finales de septiembre y los primeros días de octubre. En Paiporta no llovió ese día, pero el barranco subió 10 metros de nivel en una hora. "El cien por cien de la superficie urbana, industrial y residencial quedó afectada", recuerda el alcalde.
En la localidad de Torrent, su alcaldesa, Amparo Folgado, recuerda que "la imagen del barranco de La Horteta con olas fue dantesca" y pide actuar tanto en ese barranco como en el del Poyo, que confluyen en el municipio, para evitar las mismas consecuencias si hay otra inundación.
El alcalde de Massanassa, Paco Comes, recuerda que aquel día tampoco llovió en su municipio y calcula que el pueblo "tardará 3 ó 4 años en volver a ser como estaba el 28 de octubre porque hay mucho que reconstruir", aunque "lo peor" de la catástrofe han sido las 12 personas que fallecieron en la localidad.
En Alfafar, su alcalde, Juan Ramón Adsuara, sostiene también que la situación de emergencia acabará realmente cuando los municipios vuelvan a estar igual que el día anterior a la dana.
Y en Sedaví, el alcalde, Josep Cabanes, reclama duplicar la capacidad del Colector Oeste y "triplicar o cuadriplicar" las salidas por la que los municipios desaguan en él para evitar consecuencias como las de la dana de 2024.
Ese día "no cayó ni una gota en todo el municipio", solo tenían viento, aunque al final contabilizaron nueve vecinos fallecidos y otras dos personas de fuera que "aparecieron en medio de los campos arrastradas por la fuerza del agua". Afirma que "no hubo ninguna alerta ni de riada, ni de fuertes lluvias ni nada. Yo no tenía ningún aviso. Era un día feo".
En Aldaia, su alcalde Guillermo Luján lamenta que el municipio perdió con las inundaciones 10.000 vehículos y 4.000 inmuebles, el 50 % de su parque móvil y de sus viviendas y reclama la canalización subterránea estructural en la que se trabaja desde hace 40 años.
La alcaldesa pedanea de Castellar-l'Oliveral, una pedanías de València afectadas por las inundaciones, Sol Verdeguer, asegura que la dana le ha enseñado que "hay quien ayuda por ayudar, sin mirar al que tiene al lado" y valora esa "parte humana" de la catástrofe".