En varias ocasiones, los antidisturbios pidieron a los manifestantes que dejaran de lanzar objetos y que no tratasen de violentar las vallas colocadas para evitar el paso a la sede socialista. También hay nueve heridos leves, entre ellos un policía.
La decimotercera noche de protestas ante la sede socialista de Ferraz se ha saldado con 14 detenidos y 9 heridos leves, uno de ellos un policía.
La concentración, en la que participaron unas 2.000 personas según la Delegación del Gobierno, transcurrió de forma tensa casi desde el principio y en medio de un dispositivo de seguridad mayor que el de jornadas precedentes coincidiendo con la celebración del pleno de investidura de Pedro Sánchez.
Una vez que buena parte de los manifestantes habían ido abandonando la concentración, los más radicales empezaron a quemar banderas esteladas y a lanzar botellas, latas y petardos a la policía que tuvo que cargar contra los manifestantes.
El líder de Vox, Santiago Abascal, que abandonó el pleno del Congreso junto al resto de su grupo en cuanto concluyó su intervención, se acercó a la concentración, en la que fue recibido al grito de "Presidente, presidente".
Los concentrados corearon las ya habituales consignas de "Hay que quemar Ferraz" y “No es una sede, es un puticlub”, y tampoco faltaron críticas al principal partido de la oposición con lemas como "Dónde están, no se ven, los niñatos del PP".
En varias ocasiones, los antidisturbios pidieron a los manifestantes que dejaran de lanzar objetos y que no tratasen de violentar las vallas colocadas para evitar el paso a la sede socialista.
Pasadas las 22:45 horas los agentes cargaron y lanzaron pelotas de goma para dispersar a los manifestantes, que respondieron con nuevos lanzamientos de objetos.
Las cargas se reprodujeron poco después en las calles aledañas de Marqués de Urquijo y Juan Álvarez de Mendizábal, en la que algunos radicales hicieron barricadas con contenedores de basura.
También se produjeron cargas en las calles Princesa y Alberto Aguilera, algunas de las más importantes de esa zona de Madrid, ya más alejadas de la sede socialista y a las que los disturbios apenas habían llegado en ocasiones anteriores.