Violetta, de 24 años, y su madre Liubov, de 47, gracias a una ONG de Cádiz habían conseguido cierta estabilidad tras huir de la guerra
Ahora regresan ante la esperanza de poder abrazar a su matriarca de 80 años
Dos semanas en un sótano de Troitske, un pueblo muy cercano a la frontera con Rusia, y otras tantas en el campo de refugiados de Varsovia, Polonia, antes de que Violetta de 24 años, y su madre, Liubov, de 47 llegaran a España, a La Línea de la Concepción en Cádiz, a emprender una nueva vida.
Ahora han tenido noticias de la abuela, de 80 años, sigue con vida y no lo han pensando han cambiado la estabilidad de una nueva vida en Andalucía por reunirse con ella. El jueves pasado emprendieron un viaje que este sábado puede llegar a tener final feliz. Nuevo Hogar Betania les pagó el viaje, van sin nada, solo con la esperanza de abrazarse, de estar juntas. Esta sábado las tres generaciones que separó la guerra se encontrarán.