En 2023 cerraron la campaña en blanco debido a la imposibilidad de regar por la sequía y ahora confían que con estas lluvias la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir les permitan al menos cultivar la mitad de sus campos.
Los arroceros sevillanos creen que este año van a poder sembrar, después de las cuantiosas pérdidas económicas y en empleos sufridas en 2023, cuando se quedaron sin cosecha por la sequía.
Las lluvias que caen en la zona les dan esperanza de que esta campaña conseguirán dotación de agua suficiente para sembrar al menos un 50%. Eso esperan de la decisión de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, en la reunión que celebrará el próximo mes de abril.
La imagen del campo de arrozales de hace un año dista mucho de la que tenemos hoy. Eso hace que los agricultores alberguen esperanza de poder empezar a recuperar el sector y parte del empleo perdido. De hecho, aseguran que de no sembrarse arroz esta campaña las pérdidas rondarían los 700 millones de euros y se perderían unos 5.000 empleos.
No obstante, los arroceros piensan en el futuro y en las próximas sequías que puedan venir. Y piden que se dote de infraestructuras a la zona.