Málaga y Almería son las dos provincias que más sufren esta falta de agua y en las que se concentran este tipo de instalaciones. Desde el Gobierno andaluz se pide reformas urgentes ya que, asegura, están obsoletas
Las desaladoras se convierten en una opción para combatir la sequía. Málaga y Almería son las dos provincias que más sufren esta falta de agua y en las que se concentran este tipo de instalaciones. El problema es que están obsoletas y necesitan reformas urgentes.
La Junta de Andalucía reclama que se se amplíe el número. Hace unos años se utilizaron pero después fueron abandonadas por sus altos costes y consumo energético para tratar agua del mar y con ella producir agua potable.
En España hay 765 plantas. En Andalucía están concentradas en Málaga y Almería. En Málaga hay una en Marbella, que está obsoleta y se va a reformar para que duplique su capacidad de producción hasta los 12 hectómetros cúbicos de agua este verano. Y hay un proyecto para otra en la Axarquía, muy esperado.
Mientras, en Almería hay una desaladora en la capital, otra en Carboneras y una más en el campo de Dalías. Estas tres funcionan pero también están anticuadas. Mientras que la del Bajo Almanzora de momento está fuera de servicio tras la riada que sufrió.
La Junta de Andalucía reclama al Estado que se construyan nuevas plantas ante esta situación de urgencia, porque son su infraestructuras de su competencia.
Mientras estas reformas y nuevas construcciones se llevan a cabo, la opción son desaladoras portátiles más baratas para aliviar el actual estrés hídrico.