Un equipo de universitarios malagueños han conseguido un importante premio a nivel europeo con este proyecto de planta flotante alimentada con energía solar
Un colector con un tubo de cobre que formará parte de la desaladora flotante de nueve metros cuadrados. No recurre al proceso habitual de ósmosis inversa para convertir en agua dulce el agua del mar: su novedad es que lo hace mediante condensación y la energía solar.
Su producción de 1 metro cúbico de agua al día está pensada por el equipo de ADSOL para la producción de hidrógeno verde en alta mar.
Este proyecto malagueño de desalación verde ya tiene la patente de la idea tanto nacional como internacional. Inversores -entre otros de Israel, país puntero en desalinización- se han mostrado ya dispuestos a aportar medio millón de euros a la idea, pero estos emprendedores apuestan por los recursos públicos para su desarrollo.