El de secano agoniza, el de regadío también peligra si no llueve pronto.
El mes de octubre ha sido el más seco desde 1992.
Organizaciones agrarias y olivareros alertan de la agonía de los olivos de secano, y del problema que tendrán los de regadío si no llueve en este otoño. De momento, los agricultores miran al cielo esperando que llegue el agua que necesitan sus cultivos. Incluso se baraja ya la idea de comprar aceite a otros países productores, como Portugal o Túnez, para mantener el nivel de comercialización actual.
Las previsiones de campaña se vienen abajo al no contar con las lluvias, sobre todo, durante el mes de octubre, el más seco desde 1992. La meteorología va a marcar la próxima campaña de la aceituna, que debería comenzar en noviembre y cuya producción corregirá a la baja el aforo ofrecido hace unas semanas por la Junta de Andalucía, que preveía un 15 % menos de cosecha.
Según apuntan algunas organizaciones agrarias, como COAG, en los meses cruciales para la formación del aceite el peor de los escenarios era que no lloviera, y eso es lo que ha ocurrido. Juan Vilar, consultor internacional de aceite de oliva, nos explica las consecuencias de esta falta de lluvias.
Este déficit hídrico va a causar que la cosecha merme, que los precios puedan subir algo y que las envasadoras españolas tengan que comprar aceites fuera de España.