La familia de la reportera insiste en que fue un asesinato. A partir del lunes, el jurado popular tendrá que decidir si Manuel Quero tuvo intención o no de arrollar a la víctima aquella madrugada de junio de 2021 en Marmolejo.
El acusado por el atropello mortal de la reportera gráfica Alicia Rodríguez, ha reconocido este viernes en el juicio que se sigue contra él en Huelva que movió su coche hacia delante sin percatarse de dónde estaba la víctima.
Esta declaración y las conclusiones de las partes han centrado sesión de un juicio en el que la familia de la víctima está convencida y defiende que fue un asesinato. Así lo ha recordado este viernes Rafael Gavilán, portavoz de la familia de Alicia Rodríguez.
La sesión ha terminado con las conclusiones de las partes. El juicio se reanudará el lunes. Será cuando se entregue al jurado el objeto del veredicto. Las cinco mujeres y cuatro hombres del jurado popular tendrán que decidir si el acusado tuvo intención o no de arrollar a la víctima con el vehículo.
Manuel Quero se enfrenta a penas de entre 2 y 28 años de cárcel por el atropello mortal de Alicia Rodríguez, la reportera gráfica de Huelva, que falleció en una finca de Marmolejo, en la provincia de Jaén, en la madrugada del 12 de junio de 2021, bajo el vehículo del que era su pareja sentimental.
La defensa sigue pidiendo la libre absolución y, en todo caso, la calificación de homicidio imprudente. Este viernes ha declarado en el juicio el acusado que no la vio "en ningún momento". Sólo ha contestado a las preguntas de la Fiscalía, de su abogado y las formuladas por los miembros del tribunal, asegurando además que "no impidió" que la víctima hablara con los servicios médicos.
Sobre lo ocurrido en la madrugada del 12 de junio, cuando se produjo el atropello mortal en un camino rural de Marmolejo (Jaén), el acusado ha dicho que, al cerrar el pub en el que estaban, se despidieron de los amigos y se fueron al coche donde estuvieron un rato hablando de lo que iban a hacer al día siguiente.
Pese a que él tenía que madrugar decidieron ir a un olivar propiedad de su familia hasta donde condujo ella; una vez allí, ha narrado, "fui a orinar y a echar un ojo a los perros; al regresar -el coche estaba arrancado y con la puerta abierta- me monté y lo moví hasta donde lo suelo aparcar normalmente, un poco más adelante, sin que notara ningún obstáculo inusual más que las ondulaciones y piedras del terreno".
Ha incidido en que ella no estaba en ese momento y que no la buscó hasta después de mover el coche al ver que no regresaba tras estar un rato esperándola: "Di una vuelta al coche y varias voces y no respondía; apagué el coche y la busqué por la zona y fue al volver al vehículo cuando escuche como una voz y vi que estaba debajo del mismo en posición fetal, no podía creerme lo que estaba pasando".
El acusado ha continuado diciendo que se puso "muy nervioso" y que no encontraba su móvil para llamar a emergencias, por lo que buscó el de ella en su bolso, se lo acercó para que lo desbloqueara y llamó a distintos servicios de emergencias: "No sabía explicar lo que había pasado", ella "se quejaba de la pierna y me decía que moviera el coche", algo que no hizo porque "creí que podría perjudicarla, por eso llamé a emergencias".
Esperó a la Guardia Civil en el cruce que lleva al olivar y al llegar al mismo buscaron un gato para elevar el vehículo y sacarla. En ese momento recuerda que uno de los agentes dijo que "no le encontraba el pulso".
En el juicio esta semana también han declarado los agentes del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico (ERAT) de la Guardia Civil, que han asegurado que el vehículo "no presentaba ningún fallo mecánico", en referencia al sistema de seguridad activa del mismo -sensores acústicos de movimiento para detección de objetos-, así como que "no había posibilidad" de que el coche avanzara sin freno de mano.