El trabajo silencioso en los patios de Córdoba
La ciudad no solo presume de patios en mayo. Gracias al esfuerzo diario de quienes los cuidan a lo largo del año, su encanto se mantiene vivo en cada estación.
En Córdoba, los patios no solo florecen en mayo. Detrás de su belleza hay trabajo y dedicación durante todo el año. Hemos estado en uno de estos tradicionales recintos, el Patio Aceite, 8, donde hemos visto cómo se preparan estos espacios para brillar también en Navidad.
En cada rincón de Córdoba, los cuidadores de patios apenas descansan. Tras el bullicio de mayo, cuando miles de visitantes recorren estos oasis floridos, comienza una labor silenciosa: podar, trasplantar, limpiar las macetas y proteger las plantas del calor extremo del verano. Nos lo cuenta José Antonio Espinosa, cuidador del Patio Aceite, 8.
Su empeño, como el del resto de cuidadores, dura todo el año. En otoño, llega el momento de renovar la tierra y preparar las flores de invierno. Muchos patios se reinventan con una decoración navideña que combina luces o flor de pascua. El objetivo es mantener viva la tradición, porque el patio cordobés no es solo una postal de primavera, sino un modo de vida donde se echa en falta el relevo generacional.
Córdoba no solo presume de patios en mayo. Gracias al esfuerzo diario de quienes los cuidan, su encanto se mantiene vivo en cada estación.
