Vecinos de pedanías costeras de Vejer, Conil y Barbate llevan una semana de movilizaciones.
Según Sanidad, existe un grave riesgo para la salud.
Vecinos de pedanías costeras de Vejer, Conil y Barbate llevan una semana de movilizaciones porque Salud ha precintado unas cubetas de reparto de agua no potable con la que hacían su día a día.
El problema radica en que en muchos casos se trata de viviendas y negocios no regularizados que tampoco tienen red de suministro y con pozos que se están agotando y salinizando.
Los afectados son más de 400 vecinos y muchas pequeñas empresas de la costa. Con los acuíferos exhaustos, sin una red de abastecimiento fiable y en plena temporada vacacional, no saben cómo solucionar el problema.
El precinto de los camiones de una empresa que distribuye agua no potable en camiones cisterna entre las pedanías vejeriegas y barbateñas de El Palmar, Zahora, Los Caños y la Cañada del Álamo y también a otras zonas de Conil o Chiclana fue realizado el pasado 17 de agosto.
La Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica, a través de la Delegación Territorial de Salud y Consumo de Cádiz, solicitó al juez el pasado 9 de agosto la ratificación judicial de la suspensión temporal del transporte de agua de consumo en camiones cisterna por parte de la empresa Cubas de Agua El Pipa "como medida cautelar de carácter urgente y necesaria para preservar la salud pública", según un comunicado de la Delegación Territorial.
Tras la investigación realizada por agentes del Seprona de la Comandancia de la Guardia Civil en Cádiz en septiembre de 2022 y la elaboración del preceptivo informe de valoración sanitaria, la Delegación Territorial de Salud y Consumo adoptó el 3 de marzo de 2023 esta medida temporal por la existencia de "un riesgo sanitario grave con probabilidad de causar perjuicio para la salud pública y de trascendencia directa importante para la salud de los consumidores", algo que ahora ha ratificado la autoridad judicial.
El gerente de la empresa afectada, Juan Antonio Brenes, asegura que la decisión le llega en el peor momento, en pleno agosto, con restaurantes y chiringuitos llenos. Y alegan que el agua que distribuyen es agua no potable para uso doméstico, pero nunca para beber.
Sin embargo, un cambio en la normativa obliga a que ese agua sea también potable y que las cubetas pasen por una empresa de Toledo para su puesta a punto.
Los ayuntamientos están colocando grifos mientras el problema se soluciona, pero es a todas luces insuficiente, según asegura Antonio Casado, presidente de la Asociación de Vecinos de Zahora.
El problema viene de lejos, pero ahora crece porque las playas y los negocios están llenos. Los vecinos ya se han movilizado y ahora esperan una suerte de indulto que permita a las cubetas de El Pipa cubrir al menos lo que resta de verano.