Etiquetado que garantiza el origen y la calidad de la pesca de la flota artesanal

Primera hora en el mercado de abastos de Conil y los pescados lucen tiesos y recién cogidos. Han sido pescado en la zona con artes artesanales, sobre todo palangre y esmalle. Lo certifica una etiqueta amarilla.

El pescado viene de aquí, del puerto de Conil. Los barcos llegan a partir de las once, llevan toda la madrugada pescando. Estos pescadores se dedican a la pesca artesanal, sobre todo palangre o esmalle, artes de toda la vida.

Aquí le colocan la etiqueta con su código QR y los datos del producto. La noche ha sido mala, con viento y mucho oleaje. Los barcos de pesca artesanal son pequeños y hoy han salido pocos. Manuela ha decidido quedarse en tierra, preparando su embarcación.

Defienden que practican una pesca sostenible, sin daños en el fondo y sin descartes. Manuela usa el palangre. En la asociación han realizado estudios sobre maduración de especies como el bocinegro y han ampliado vedas. En la lonja se pesa el pescado y los compradores esperan la subasta.

La etiqueta amarilla se ha traducido en mayor garantía y también en más precio para los pescadores. También supone un avance en la lucha contra el furtivismo. Y, en definitiva, supone también una garantía más para el futuro de esta pesca.

Actualmente hay 87 barcos artesanales en el puerto de Conil, que generan más de mil empleos entre directos e indirectos. Pero el relevo generacional no está en absoluto garantizado.