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Los sonidos perdidos de la Semana Santa

Hace unas semanas se han podido ver en Sevilla las primeras cintas con sonido grabadas en la Semana Santa en 1930 y 1931.

El esfuerzo de dos investigadores nos permite contemplar y escuchar detalles desconocido en Los Reporteros.

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CANAL SUR MEDIA 28 marzo 2021

Es 1930, el año en que se estrena la primera película sonora en España que, después con el tiempo supimos, se rodó cuatro años antes de la que oficialmente se considera la primera obra cinematográfica hablada, El Cantor de Jazz.

Lo que son las cosas, fue en la Biblioteca del Congreso de EEUU, en Washington donde se descubrió que el film data de 1923, y ha sido también en aquel país donde se han hallado las primeras cintas con sonido grabadas en la Semana Santa de Sevilla, en 1930 y 1931. Un documento inédito y sorprendente, que estaba guardado entre muchos otros archivos, sin que se le prestara especial atención. Recuperarlo ha sido rescatar parte de nuestra historia.

En este reportaje les presentamos a los dos hombres que dieron con el material que ocupa nuestro relato, Enrique Guevar y Jesús Romero. Dos madrileños, enamorados de la Semana Santa que durante meses investigaron para encontrar el rastro de los primeros sonidos. Jesús Romero cuenta que "hasta entonces conocíamos películas mudas, como la de los hermanos Lumière. De ahí, de esas películas mudas y rápidas, saltábamos al NODO, al año 43, películas del 43 de ese noticiero, ya perfectas con su sonido, que a veces estaba montado y en edición".

Son tiempos de revolución en el cine, que ya no solo se dedica a la ficción, sino que retrata la actualidad en movimiento y la lleva hasta el público, a las salas, en pantalla grande. De ahí que esos noticieros encontrasen en la plasticidad de la Semana Santa una atracción especial.

Enrique Guevara explica: "Dimos con el UFA alemán, con el LUCE italiano, el Pathé francés y nos aportaron mucha e inédita información sobre la Semana Santa en general, y sobre la de Sevilla, en particular". A lo que Romero añade que "buscando esos otros noticieros, nos dimos cuenta que en EEUU ya había otros noticiarios, pero muchos años antes. En 1923, William Fox ya ponía estos documentales mudos, que luego fueron sonoros. Y la Fox tenía corresponsales en todo el mundo, ¿cómo no iba a tenerlos e Sevilla?"

Porque Sevilla, en 1929, había inaugurado la Exposición Iberoamericana, que era lo más parecido a un escaparate internacional, donde EEUU contaba con un pabellón propio que más tarde se convertiría en el consulado americano. Guevara se preguntó entonces "¿cómo los americanos no iban a desplazarse a Sevilla? ¿Cómo no iban a grabar la exposición iberoamericana?. Y, estando en Sevilla y estando en la exposición, ¿cómo no se iban a hacer eco de una celebración, de un evento universal como la Semana Santa de la capital andaluza?"

Con esa hipótesis nuestros dos investigadores preguntan en los estudios de la Fox por esos archivos que se grabaron en un soporte especialmente delicado, el nitrato de celulosa, que se empleó hasta finales de los 40. Un soporte que acababa ardiendo casi siempre, porque era altamente inflamable si no se mantenía a temperaturas bajas. De ahí, que se hayan perdido numerosos documentos fílmicos de aquellos años.

"Entramos en contacto con ellos, entramos en contacto con la 20th Century Fox y nos derivaron a la Universidad de Carolina del Sur, porque en los 80 la productora había donado para la custodia, conservación, estudio y divulgación de esos fondos a la universidad todas sus grabaciones". Pero no era tarea fácil porque "hablarles no de Sevilla, sino de la Semana Santa de Sevilla no era tan fácil, seguramente las connotaciones que puede tener la figura de un nazareno con el Ku Kux Klan, ese tópico que todos hemos escuchado alguna vez , les podía llevar a algunas confusión o algún desconcierto"

Salvadas algunas barreras, la Universidad envía una primera película de 6 minutos, muda, de 1927, inédita hasta ahora, pero que no aporta nada especial a lo conocido. Días más tarde, un segundo envío va a hacer historia. "Cuando yo veo la extensión de 45 minutos, ya me sorprendo, pero cuando le doy al play y empiezo a verlo sonar, de qué manera, la calidad de las imágenes... era una cantidad de sensaciones que a uno lo recorría por el cuerpo,.. era un documento maravilloso", relata Jesús Romero. 

Francisco Vélez, Presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, explica cómo la película "nos está reflejando una Sevilla desconocida en Semana Santa, pero es absolutamente delicioso ver que hace un siglo el embrión de la Semana Santa es igual que en la actualidad". Entiende como "un milagro" haber encontrado estos archivos y, lo que es más importante, que ambos investigadores hayan logrado  "la concesión para poderlos mostrar"

Es el sonido lo que cautiva en esta cinta, el sonido real, el de la calle, el de esa Sevilla de los años 30 y 31, que vivía un momento clave, de transición, a finales de la monarquía de Alfonso XIII, en puertas de la proclamación de la República y de una guerra civil pocos años después.

La película pasa por manos del realizador Carlos Valera. Venía masterizada, cortada en segmentos, sin criterio, y con cierto deterioro, pero su calidad era sorprendente, después de casi un siglo guardada. El mismo Valera nos cuenta cómo "la película, en un primer momento, viene con una velocidad distinta a la que tiene el sonido real, la película estaba grabada a 15 fotogramas por segundo, y el sonido está adaptado a esa velocidad de emisión, y claro estaba demasiado acelerado, por lo que lo primero que se hizo era que ese sonido viniera a un sonido natural, a un sonido real".

"Me llama mucho la atención que no hay un solo micrófono, desde donde el camarógrafo está realizando la grabación, sino que hay varios micrófonos puestos en lugares determinados para que la imagen y el sonido jueguen un papel", explica el realizador quien considera que justo el sonido es el que da a esta película su particular encanto. "El sonido nos aporta también las voces, el sonido de las arengas de los capataces a los costaleros de entonces, que no sabíamos cómo hablaban los capataces de hace 100 años".

El documento es todo un hallazgo, un descubrimiento extraordinario. El cámara fue uno de los 40 que tenía la Fox por el mundo, Frederick Fesneau, que fue también corresponsal en París o en Roma. Enviaba los rollos de película en barco hasta Estados Unidos para ser exhibidos, pero junto a ellos, acompañaba unos tarjetones.en el que describía lo que habría grabado describiendo "algo así como muchas personas con hábitos de colores, con sombreros puntiagudos".

En realidad ellos mismos también eran una atracción en la sociedad de los años 30 y fueron retratados en aquellos momentos por colegas fotógrafos, como el reconocido Juan José Serrano, pillado en el puente de Triana y a su vez autor de esta fotografía que dejó constancia de la presencia de las cámaras.

Es el retrato sonoro, costumbrista y singular de la Semana Santa de Sevilla, el año en que murió Rodríguez Ojeda, el promotor del cambio estético en muchas imágenes y el autor del manto de tisú de la Macarena que estrenó ese mismo año y que inmortalizaron por primera vez las cámaras de la Fox.

No imaginaron en la Universidad de Carolina del Sur que tenían un tesoro guardado. Este material nos ha descubierto un paisaje sonoro, una vida que late, que bulle en Semana Santa... y de repente la historia se nos acerca… Es es la magia de los sonidos perdidos.

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