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China repite como epicentro del covid tres años después

CANAL SUR MEDIA 15 enero 2023

Tres años después del inicio de la pandemia, el país donde todo empezó, China, ha decidido abrir sus fronteras. Un cambio radical de su política sanitaria: de los estrictos controles a la libertad total de movimiento. Los casos en el gigante asiático se han disparado mientras Europa mira con preocupación las posibles consecuencias. Aquí en Andalucía, el comité de expertos se reunirá la próxima semana para adoptar medidas frente al coronavirus, sobre todo, en residencias de mayores. Hoy repasamos lo aprendido en este tiempo: las certezas y también las incertidumbres que aún nos reserva el covid.

El epicentro del covid ha vuelto al lugar del que partió hace tres años, y aunque no hay motivo para la alarma, el resto del mundo contiene el aliento. China ha abierto sus puertas de par en par, pero nadie sabe a ciencia cierta qué esta ocurriendo de puertas para adentro.

Hace apenas mes y medio, el país más poblado del mundo, cerrado sobre si mismo desde hacia tres años, dejó de ser un inmenso compartimento estanco de la noche a la mañana. La política de Covid Cero impuesta por el gobierno chino fue tan severa como impopular, y acabó agotando la paciencia de la población.

La cólera ciudadana empujó el gobierno chino a poner fin al encierro. Pero hubo otro motivo de peso que precipitó el cambio de rumbo, nos dice la doctora Quin Chang, de nacionalidad china y con consulta propia en Sevilla. El duro confinamiento estaba conduciendo a la encomia de su país al borde del abismo.

No hay miedo, pero tampoco defensas contra el virus. El largo y estricto confinamiento ralentizó su expansión, es cierto, pero ahora que la población se mueve sin limites, lo hace sin escudo inmunológico, lo que sin duda, multiplicará los contagios.

Jorge del Diego Salas, Director de Salud Pública de Andalucía, asegura que "lo que circula es lo mismo que tenemos en Europa, de hecho la OMS la semana pasada estableció que el noventa y siete coma cinco por ciento de las cepas circulantes en China son las ya conocidas en nuestra comunidad".

Siendo así, si el virus escapara de China no supondría una amenaza potencial, ni siquiera un desafío sanitario, ya que la población europea ha alcanzado en estos años una elevadísimo grado de inmunidad. Exactamente lo contrario de lo que ocurre en en el país asiático. 

Pero, ¿cuál es la magnitud de la crisis sanitaria a la que China se enfrenta? La revista británica The Economist, que cuenta con su propio modelo de predicción Covid, afirma que más de un millón de ciudadanos chinos podrían morir en los próximos cien días como consecuencia de las bajísimas tasas de vacunación y la menor eficacia de sus vacunas, la falta de camas hospitalarias y salas UCI o la precaria distribución de medicamentos, carencias especialmente graves en las áreas rurales del país.

La percepción de Pedro Morilla es menos alarmante: este entrenador de futbol sevillano, fue cronista involuntario hace tres años del inicio de la pandemia en Wuhan, ciudad donde que entrena al equipo local que acaba de convertir, por cierto, en campeón de la Súper Liga China. Morilla, que nunca se ha contagiado, cree que el giro en la política sanitaria ha traído consigo mas contagios pero asegura que no son graves.

Lo que está claro es que la suspensión total del confinamiento tiene ya efectos en el transporte internacional y el mercado turístico. China celebrará muy pronto, del 21 al 27 de enero, el Nuevo Año Lunar y en esos días el movimiento de viajeros adoptará la forma de un autentico tsunami humano. Solo dentro del país se esperan en esa semana dos mil cien millones de desplazamientos y la demanda para viajar al extranjero se ha disparado.

En el año 2019, es decir, justo antes de que el Covid irrumpiera en nuestras vidas y pusiera manga por hombro el mercado turístico internacional, setecientos mil chinos visitaron España, y un diez por ciento de ellos recaló en Andalucía. No es una cifra mayúscula, pero es una cifra interesante, porque el turista chino gasta mucho más que cualquier otro, es de clase media-alta, le gustan los artículos de lujo, los hoteles de alto standing y los buenos restaurantes. Y aquí radica el dilema a la que toda Europa se enfrenta: cómo captar el enorme flujo de visitantes que se avecina minimizando el riesgo.

La Unión Europea no le cierra la puerta a China. Pero recomienda a los países miembros dejarla apenas entreabierta. Es decir, se permitirá la entrada de viajeros chinos pero bajo ciertas condiciones sanitarias: la primera y más importante, la obligatoriedad de presentar en el aeropuerto de destino una prueba covid negativa que el turista se deberá realizar no más de cuarenta y ocho horas antes de tomar su vuelo desde China. España ha sido uno de los primeros países europeos en poner en marcha esta iniciativa.

En el fondo, el principal objetivo de este tipo de medidas es detectar nuevas variantes del covid que se pudieran estar desplegando en China y que esas variantes tuvieran una carga infecciosa mayor de la esperada. Lo que preocupa es la existencia que un virus mutante que fuera capaz incluso de eludir el alto grado de inmunidad que hemos alcanzado en occidente.

China se ha mostrada indignada con este tipo de medidas, que considera exageradas y sin base científica ya que la situación sanitaria, dice su gobierno, está controlada. Sin embargo, nadie fuera de China confía en los datos que Pekin ofrece.

China habla de 4.000 contagios diarios, pero el cálculo que, por ejemplo, maneja el Comité de Seguridad Sanitaria de la Unión Europea eleva esa cifra hasta el millón de contagios al día. Solo en Shangai, la mayor urbe del país asiático, el setenta por ciento de sus más de 18 millones de habitantes, ya ha contraído la enfermedad.

David Moreno, Coordinador Programa Vacunación COVID-19 Andalucía, asegura que "el ejemplo de China, ha sido un ejemplo de cómo no se deben hacer las cosas". Y añade que "en general, todos los países que tienen una inmunidad híbrida potente, tanto de infección natural como de vacunación, como ocurre aquí en España, yo creo que en general tenemos que estar tranquilos. Eso sí, habiéndose vacunado cada una de las personas que tiene que vacunarse"

Lo que nos lleva a un dato muy a tener en cuenta: la mayoría de la población andaluza entre sesenta y setenta años no se ha puesto la cuarta vacuna, quizá porque ya no la considera tan necesaria como al principio.

En realidad no hay motivos de alarma, pero ¿qué podríamos hacer, por si acaso y mientras tanto? Estar vigilantes, desde luego, es el principal afán de las autoridades sanitarias. La semana que viene, el comité de expertos covid en Andalucía se reunirá para analizar la evolución de la pandemia en China y evaluar si se ha producido un aumento de los contagios.

Nuestra capacidad de respuesta mejora, la investigación ha dado un gigantesco salto y la concienciación social sobre las enfermedades infecciosas es ahora mucho mayor que antes. En definitiva, hemos aprendido, pero aun hay mucho camino por recorrer.

Sigamos siendo prudentes y dotémonos de los medios imprescindibles. El covid habita entre nosotros, no se ha ido, y es bastante probable que nunca se marche del todo. Dicen que con el tiempo será cada vez menos dañino, y ojalá ocurra lo que dicen. Lo importante es tener claro que acostumbrarse a convivir con el virus no significa que le quitemos importancia ni que dejemos de estar atentos.

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