El clima de Gran Bretaña no resultó apropiado para Harry y tuvo que ser trasladado a un zoológico australiano. En 1960, un veterinario examinó a Harry y concluyó que no era macho sino hembra. Harriet, como fue llamada a partir de ese momento, fue por mucho tiempo la favorita de los visitantes. Murió mientras dormía en 2006, a la edad de 176 años.