Cuando el agua sale del grifo, el flujo es laminar, es decir las capas de agua se deslizan suavemente unas sobre otras. En este estado, el chorro de agua se ve claro y recto. A medida que el chorro cae y se mueve, las moléculas de agua se aceleran y empiezan a interactuar con pequeñas perturbaciones en el aire y la superficie del agua misma. Esto provoca que el agua se retuerza y forme patrones complejos, como ondas o espirales.