Putin ofrece salidas a los mercenarios de Wagner que participaron en la rebelión
Sumarse al ejército o exiliarse en Bielorrusia con su jefe, Prigozhin, han sido las opciones dadas por el presidente ruso.
En su primer discurso a la nación tras el levantamiento armado del fin de semana.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha ofrecido dos salidas a los mercenarios del grupo Wagner que participaron en la rebelión armada: sumarse al Ejército regular ruso o a otras agencias de seguridad, o irse al exilio en Bielorrusia con su jefe, Yevgueni Prigozhin. Para los que no formaron parte del levantamiento también ha puesto sobre la mesa la posibilidad de dejar las armas y regresar a sus casas.
Dos días después de la rebelión de los mercenarios, Putin reapareció en un discurso a la nación para decir que fue Moscú la que abortó la intentona.
Horas antes, Prigozhin había asegurado que su intención no era derrocar al gobierno ruso, sino llevar ante la justicia a los responsables de la desastrosa planificación de la guerra en Ucrania.
El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, que medió entre el Kremlin y Prigozhin para frenar la rebelión armada, también ha explicado el acuerdo alcanzado entre los mercenarios y Putin, a cambio de que detuvieran la sublevación cuando las columnas armadas se aproximaban ya a Moscú.
En la capital se ha desactivado la alerta antiterrorista y desde el Kremlin tratan de transmitir una situación de normalidad.
El ministro de defensa ruso, Serguei Shoigú, visitó el lunes a las tropas desplegadas en Ucrania. Es su primera aparición pública, después de la rebelión capitaneada por el jefe de Wagner, su enemigo declarado, que ha pedido en numerosas ocasiones su cabeza.
Tras la retirada de los mercenarios, el Kremlin se comprometió a no presentar cargos contra Prigozhin y a no tomar represalias contras sus hombres. Pero desde Moscú se sigue asegurando que la investigación contra el líder de los insurgentes, ahora en paradero desconocido, continúa abierta.
La rebelión del grupo Wagner ha abierto la peor crisis interna que ha tenido que afrontar Putin en sus 23 años en el poder. Y Estados Unidos y Europa coinciden en que ha salido debilitado.
