Como corresponsal de guerra, Lobo consiguió contar en sus crónicas lo que ocurría en los grandes conflictos mundiales en primera persona, con credibilidad, y mucho sentido del humor
El pasado 9 de octubre, Ramón Lobo escribía en twitter que hasta para tener un cáncer era "un tipo raro". Le diagnosticaron dos, sin relación entre ellos,
Lobo no sólo fue raro para tener enfermedades: también lo fue en su dilatada carrera profesional. Corresponsal de guerra empedernido, sus crónicas contaban con audacia, credibilidad y mucho sentido del humor, lo que ocurría lejos de aquí: en las guerras de Croacia, Bosnia-Herzegovina, Albania y Chechenia. Irak. Haití; su compromiso personal con todos los conflictos inexplicables en África.
Cuando no estaba guerreando estaba escribiendo. Para esto también fue prolífico. Como en "El autoestopista de Grozni y otras historias de fútbol ", decía, jugando hasta el último minuto como el Real Madrid", su equipo de siempre Compañeros de los que viven aquí y de los que le han conocido fuera le reconocen hoy haber honrado esta profesión.