Un mal uso, un lugar inapropiado para guardarlas o reutilizarlas en exceso pueden causar problemas en la garganta, faringe y hasta en el estómago
En las terrazas, las vemos colocadas en los sitios más dispares: sobre la mesa de cualquier manera, en el cuello, el brazo o hasta colgadas de una oreja: ¿dónde las guardamos para que no se contamine?
Atención con el mal uso de las mascarillas porque pueden provocarnos infecciones en la boca y en la faringe y hasta problemas estomacales.
Reutilizarlas en exceso hace que proliferen en ellas bacterias e incluso hongos muy perjudiciales para la salud.
Lo ha comprobado Marisa García, analista clínica. El uso continuado de una mascarilla en la boca: calor y humedad, es caldo de cultivo para las bacterias.
Por eso hay que cambiarlas. Las quirúrgicas hay que desecharlas después de usarlas durante cuatro horas y las FFP2 o KN95, tienen una vida más larga. Duran 48 horas. Esta especialista recomienda las de tela que tengan filtro.
En las terrazas, las vemos colocadas en los sitios más dispares: sobre la mesa de cualquier manera, en el cuello, el brazo o hasta colgadas de una oreja. Pero dónde las guardamos para que no se contamine? García nos recomienda en una bolsa de tela limpia o de papel.
En resumen, no hay que reutilizar las mascarillas más tiempo del debido, hay que desinfectarlas si son de tela, lavarlas y guardarlas en una bolsita que no sea de plástico.