Europa depende de la importación de grano y muy especialmente, España, el segundo país que más trigo, cebada o girasol recibe de Ucrania
Rusia ha decidido romper la baraja en un momento clave de la partida: justo cuando Ucrania ha comenzado la cosecha del trigo y la cebada, y está a punto de iniciar la recolección del maíz y el girasol. La decisión de dejar en suspenso el acuerdo de la exportación del grano a través del Mar Negro es, en lo esencial, un acto de guerra que persigne debilitar la economía ucraniana.
Y España no es ajena a la crisis que parece haberse desatado. Nuestro país ocupa el segundo puesto en el destino de las exportaciones desde Ucrania. En tan solo un año de vigencia del acuerdo ahora suspendido, los puertos españoles han recibido 134 buques, con una carga total de seis millones de toneladas de cereal
Pero el problema es también y sobre todo, planetario. El cereal ucraniano combate por si mismo el hambre en el tercer mundo. De hecho, la mitad del grano que la FAO distribuye en Afganistán, Kenia o Somalia, procedía de Ucrania.