Entre la destrucción y la falta de recursos siempre hay quienes convierten estas fechas en una demostración de resiliencia y esperanza.
La navidad tiene muchas caras y vivencias diferentes y en este día conviene abrir una ventana para observar las navidades que se viven en los países en guerra, lugares donde una buena cena y unas bonitas luces adquieren un significado muy distinto. O en zonas arrasadas por catástrofes naturales, donde apenas queda nada en pie pero aún hay cabida para la esperanza.
Este 25 de diciembre las calles de las ciudades de Gaza siguen llenas de ruinas. Pero enmedio de la destrucción, la comunidad cristiana hace lo posible por celebrar la Navidad, la primera de relativa calma tras el alto el fuego de Israel.
También en los territorios palestinos de Cisjordania, en la ciudad de Belén, donde la tradición cristiana sitúa el nacimiento de Jesús, este año se han podido recuperar las celebraciones religiosas.
Ucrania también vuelve a vivir una Navidad en guerra. En muchas poblaciones apenas sin luz por los ataques rusos y desde el frente los soldados felicitan a sus familias.
Lejos de allí, en Indonesia, se vive una Navidad desoladora por los destrozos que dejaron las graves inundaciones del mes pasado.
A pesar de todo, en cada rincón del mundo donde la guerra o las catástrofes naturales impiden celebrar la Navidad con plenitud, siempre encontramos a quienes se empeñan en hacerlo con esperanza y deseo de normalidad.