El caso Djokovic agita a los negacionistas y provoca un conflicto diplomático
El tenista serbio permanece retenido en Melbourne a la espera de conocer si será expulsado del país por no estar vacunado
Salud pública, intereses deportivos y económicos, y ahora también nacionalismo. Son los elementos de un cóctel, el de Novak Djokovic, que su país, Serbia, ha convertido en cuestión de estado.
El tenista, actual número 1 en la clasificación mundial, permanece en un hotel de Melbourne a la espera de que un tribunal decida el lunes si es expulsado de Australia, o si puede disputar el Abierto que empieza el próximo día 17 sin tener que cumplir la cuarentena de 14 días obligatoria para toda persona no vacunada que quiera entrar en el país.
Djokovic es el vigente campeón del torneo, que ha ganado 9 veces. A las puertas de su hotel se concentran seguidores, mientras en Serbia decenas de ciudadanos protestan por lo que consideran un ataque contra uno de sus ídolos nacionales. Su causa ha sido adoptada también por los grupos antivacunas.
De momento, sus abogados han conseguido frenar la deportación. Alegan que pasó la covid-19 en los últimos seis meses, pero el gobierno australiano mantiene que esa circunstancia no está contemplada en su legislación y que sus normas son claras y afectan a todo el mundo.
