Con grandes excepciones como China o India por diferencias culturales, o países que están en guerra, la celebración de la Nochevieja recorre el planeta con grandes fiestas en los lugares más emblemáticos de cada país.
Millones de personas han dado la bienvenida a 2024 con fiestas, brindis y muchos fuegos artificiales. Así ha sido en la mayoría del mundo, aunque hay países como China o India que por cuestiones culturales celebran su año nuevo en otras épocas del año, como también la fiesta ha pasado a segundo plano en países en conflicto.
El denominador común entre todas las celebraciones que han recogido gran parte del planeta en las últimas horas es la voluntad de comenzar el año con los mejores deseos.
Por diferencia horaria, Oceanía ha sido la primera zona del planeta en dar la primera bienvenida al nuevo año. Concretamente, desde Samoa, en la Polinesia, parten los primeros fuegos artificiales que van recorriendo de hora en hora el planeta hasta concluir el ciclo en las islas Howland y Baker de nuevo en el Pacífico.
Por ello, en el continente americano aún están de fiesta. Como es tradicional en Brasil, las playas de Copacabana se llenan de colorido, bailes e incluso baños. En Estados Unidos, la conocida Time Square de Nueva York ha dado la cuenta atrás deslumbrando más que nunca al planeta entero. Y en Ciudad de México la gigantesca Plaza del Zócalo se ha llenado a rebosar para la celebración. No ocurre lo mismo en la mítica Plaza Roja de Moscú (Rusia). Inmerso el país en la guerra de Ucrania, el lugar estaba casi desierto esta Nochevieja.
Capitales europeas como Berlín, Londres y París han despedido el 2023 con sus mejores galas. Con la tradición de inundar las principales plazas y avenidas de luz y fiesta. En Dubai, en los Emiratos Árabes, la torre más alta del mundo reflejaba en un inmenso juego de luces el año que recibimos. Al igual que en Kenia con fuegos artificiales en lo más alto.
Más discretos y solemnes reciben el año nuevo la minoría cristiana iraní, por ejemplo, en contraste con rituales como los que se celebran en Tailandia, donde más de tres mil monjes budistas se han congregado para orar.
Son sólo algunos de los ejemplos de las mil formas en las que hora tras hora el planeta da la bienvenida al año nuevo.