adiós a "espartaco"
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Muere a a los 103 años Kirk Douglas, mito del Hollywood dorado

Joyas incontestables como "Senderos de gloria" (1957) y "Espartaco" (1960) son solo algunos de los puntos brillantes de un actor que destacó no solo por su excepcional carrera artística sino también por su compromiso moral.

La extensa y fabulosa filmografía de Douglas, que murió en su casa en Beverly Hills, incluye otras muy destacadas películas como "El gran carnaval", "Cautivos del mal", "20.000 leguas de viaje submarino", "El loco del pelo rojo", "Duelo de titanes" (1957) o "Los vikingos".

CANAL SUR MEDIA 6 febrero 2020

A solo cuatro días de celebrar su gran fiesta con los Óscar, el cine afronta un muy triste adiós con la muerte a los 103 años de Kirk Douglas, una de las leyendas más respetadas y longevas de la gran pantalla y un icónico superviviente de la época dorada de Hollywood.

Joyas incontestables como "Senderos de gloria" (1957) y "Espartaco" (1960) son solo algunos de los puntos brillantes de un actor que destacó no solo por su excepcional carrera artística sino también por su compromiso moral cuando, por ejemplo, se rebeló contra las listas anticomunistas en Hollywood.

"Con tremenda tristeza, mis hermanos y yo anunciamos que Kirk Douglas nos dejó a la edad de 103 años", dijo Michael Douglas, uno de sus hijos y también máxima figura de Hollywood. "Kirk tuvo una buena vida y deja un legado en el cine que permanecerá durante generaciones (...) Dejadme terminar con las palabras que le dije en su último cumpleaños y que siempre serán verdaderas: 'Papá, te quiero muchísimo y estoy muy orgulloso de ser tu hijo", concluyó.

Inmortalizado por su impresionante porte como el rebelde Espartaco, la extensa y fabulosa filmografía de Douglas, que murió en su casa en Beverly Hills (EE.UU.), incluye otras muy destacadas películas como "El gran carnaval" (1951), "Cautivos del mal" (1952), "20.000 leguas de viaje submarino" (1954), "El loco del pelo rojo" (1956), "Duelo de titanes" (1957) o "Los vikingos" (1958).

De Stanley Kubrick a Vincente Minnelli pasando por Billy Wilder, Douglas trabajó para algunos de los directores más admirados del cine pero, curiosamente, nunca pudo ganar un àscar.

El actor fue tres veces candidato y no logró llevarse la estatuilla en ninguna ocasión, aunque en 1996 la Academia de Hollywood le rindió un más que merecido homenaje al entregarle un Óscar honorífico.

Una de las últimas ocasiones en las que Douglas se prestó al tributo de un Hollywood que le adoraba sin condiciones fue en los Globos de Oro de 2018. En silla de ruedas, muy sonriente y acompañado por su nuera Catherine Zeta-Jones, Douglas presentó un premio en esa ceremonia y recibió en pie el emocionado aplauso de unos compañeros que le amaban como solo se puede querer a un auténtico patriarca del cine.

UN LEGADO MÁS ALLÁ DEL RODAJE.
Una de las claves del legado de Kirk Douglas, y que hoy muchos resaltaron en sus perfiles y despedidas sobre el actor, fue la huella que dejó más allá de los sets de rodaje. Productor y protagonista de "Espartaco", Douglas exigió que el nombre de Dalton Trumbo, guionista de aquella épica cinta pero que estaba incluido en las listas negras de Hollywood, figurara en los créditos del filme.

Douglas, que era el último superviviente del Hollywood clásico junto a otra combativa leyenda como Olivia de Havilland (103 años), recibió en 1981 la Medalla Presidencial de la Libertad, el mayor honor civil que se concede en Estados Unidos. "Adiós a una leyenda de Hollywood", publicó hoy en Twitter la Academia de Hollywood, que a buen seguro preparará algo especial sobre Douglas en los àscar del domingo y que hoy recordó una frase de una estrella ya eterna.

Kirk Douglas fue sin duda uno de los mayores iconos de Hollywood, pero la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas le dio la espalda hasta en tres ocasiones en las que fue candidato como mejor actor al Óscar, premio que finalmente recibió a título honorífico en 1996.

Su primera nominación le llegó con la historia de boxeo "El ídolo de barro" (1949), aunque la estatuilla fue a parar a Broderick Crawford por "El político" en una edición en la que también aspiraban al premio Gregory Peck por "Almas en la hoguera" y John Wayne por "Arenas sangrientas".

La segunda tentativa fue gracias al implacable análisis de la industria del cine desde su interior en "Cautivos del mal" (1952), aunque el trofeo se lo llevó Gary Cooper por "Solo ante el peligro" frente a otros nombres como Marlon Brando ("Viva Zapata!") o Alec Guinness ("Oro en barras").

"El loco del pelo rojo" (1956), dando vida al pintor Vincent Van Gogh, tal vez le brindó la más clara ocasión de alzarse con la figura dorada.

Sin embargo, Yul Brynner se impuso con "El rey y yo" en el año que vio una candidatura póstuma para James Dean por "Gigante" y una nominación para Laurence Olivier, su futuro compañero de reparto en "Spartaco", por "Ricardo III".

A pesar de esos reveses, Douglas, con 79 años, recogió orgulloso el Óscar honorífico que le entregó la institución décadas después de que el actor ofreciera sus mejores trabajos. Y lo hizo apenas dos semanas después de haber sufrido una trombosis que le afectó el habla. "Veo a mis cuatro hijos. Están orgullosos del viejo", dijo el intérprete del "hoyuelo de oro" desde el escenario del Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles, donde unas filas más abajo Michael Douglas no podía dejar de sonreír y aplaudir.

"Y yo también lo estoy. Orgulloso de ser parte de Hollywood durante 50 años. Pero esto es para mi esposa, Anne. Te quiero. Os quiero a todos y os doy las gracias por estos 50 maravillosos años", añadió tras recibir el premio de manos de Steven Spielberg.

En su libro "Soy Espartaco", publicado en 2012, Douglas narraba las dificultades que tuvo que sortear durante el rodaje de aquella mítica producción, cuando el senador Joseph McCarthy atemorizaba a los cineastas estadounidense incluidos en su lista negra de comunistas. "Esa caza de brujas destruyó vidas y carreras, y yo hice Espartaco con un guionista -Dalton Trumbo- que estaba incluido en la lista negra y que tuvo que esconderse tras un pseudónimo para encontrar trabajo", explicó Douglas durante el lanzamiento de la obra.

Para Issur Danielovitch Demsky, nombre real de Douglas e hijo de emigrantes ruso-judíos que abandonaron Moscú a comienzos del siglo XX, obtener el àscar suponía la culminación de un sueño que había dado por perdido mucho tiempo atrás.

Lo pudo haber logrado antes por papeles que rechazó y que dieron la gloria a Lee Marvin's "La ingenua explosiva" (1965) y William Holden "Traidor en el infierno" (1953). Douglas admitió su arrepentimiento por haber dejado pasar esas opciones en el libro "Let's Face It: 90 Years of Living, Loving and Learning" ("Vamos a hacerle frente: 90 años de vivir, amar y aprender").

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