La Puebla del Río despide a Rafael Peralta
El mundo del toro despide en su localidad natal, La Puebla del Río, al mítico rejoneador, fallecido a los 92 años de una neumonía.
Integró el recordado cuarteto 'Los Cuatro Jinetes del Apoteosis', que sentó las bases del toreo a caballo de hoy en día.
A las 12 del mediodía de este sábado se celebra el funeral por el rejoneador Rafael Peralta, fallecido en Sevilla a los 92 años. A primera hora de la tarde del viernes quedó instalada la capilla ardiente en el salón de plenos del Ayuntamiento de su localidad natal, La Puebla del Río.
El municipio cigarrero ha decretado tres días de luto y las banderas ondean a media asta por uno de sus vecinos más recordados.
El mundo del toro despide a uno de los grandes referentes histórico del rejoneo. Rafael Peralta se nos ha ido para siempre a los 92 años después de permanecer varios días hospitalizado, aquejado de una neumonía. Magistral en la plaza y tan distinto fuera de ella, el mítico rejoneador se acuñó a sí mismo "único por ser diferente" cuando empezaba a escribir su propia historia en los ruedos allá por 1957, año de su debut en Constantina (Sevilla).
Único porque tal era su personalidad, tan renacentista, tan inquieta, tan amante de buscar cómo expresarse. No solo a través del toreo, también a través de la escritura y la composición. Y diferente como quienes dejan huella propia en su camino de la vida.
Rafael lo hizo en el toreo a caballo al lado de su hermano Ángel. Componentes ambos, junto a Álvaro Domecq y José Samuel Lupi, del cuarteto de rejoneadores llamados Los Cuatro Jinetes de la Apoteosis, que sentaron las bases del rejoneo de hoy en día.
Toreó más de 3.000 corridas durante 43 temporadas en ruedos de todo el mundo y a partir de él, de su hermano Ángel y de algunos otros toreros de aquella generación, el rejoneo cambió de pasar rápido y clavar a quedarse y dominar los terrenos del toro para ahí hacer las suertes. Eso les llevó, por ejemplo, a adaptar las características de cada caballo al momento de la lidia correspondiente.
Bolero, Indiano, Gallareto, Apolo, Brujo, Limonero o Dólar son algunos sus caballos para el recuerdo. Crió toros bravos y caballos de pura raza con la misma pasión que le puso a todo.
Como a su compromiso con los demás, lo que le valió varios reconocimientos. Como la Cruz de Oro de la Orden Civil de la Solidaridad Social del Ministerio de Trabajo, que le fue concedida en 2002. Desde hoy tiene también el de leyenda eterna del toreo.
