Al parecer el corte de suministro se debe a una infraestructura obsoleta y al crecimiento de la población en la época estival
Diego camina con dificultad porque necesita oxígeno pero al llegar a casa no hay luz. Como Diego más de mil doscientas familias del Camino de la Reyerta, entre Chipiona y Sanlúcar, sufren cortes intermitentes de luz a pesar de que sus contratos son legales y pagan sus recibos religiosamente.
Los establecimientos también lo sufren el chiringuito Casa Gaspar, a pie de playa, que va ya por el segundo generador.
Los técnicos reponen fusibles pero dicen que el problema es una infraestructura obsoleta, un crecimiento desmesurado de la urbanización y enganches ilegales para cultivos dudosos.