Contaminantes emergentes que pueden ser perjudiciales para el medio ambiente y para el ser humano.
Provienen de las redes de alcantarillado y de actividades agrícolas y ganaderas.
Científicos de la Universidad de Málaga y del Instituto Geológico y Minero del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) han detectado centenares de contaminantes emergentes en las aguas de ríos y acuíferos de las provincias de Málaga y Granada.
Antibióticos, drogas o plaguicidas están entre esos compuestos, que pueden ser perjudiciales para el medio ambiente y para el ser humano.
Drogas como la cocaína o el MDMA, productos de higiene y cuidado personal, fármacos, como los antibióticos o plaguicidas son algunas de las sustancias que este equipo de científicos ha encontrado en ríos, embalses y acuíferos subterráneos en Granada y Málaga mediante más de un centenar de muestreos.
Según Juan Antonio Luque, científico titular del Instituto Geológico y Minero (IGME-CSIC), se ha detectado que hay un cierto grado de aportación desde la red de alcantarillado según el estado de conservación que pueda tener.
El catedrático de Ecología y Geología Universidad Málaga Iñaki Vadillo explica que otros elementos contaminantes tienen un origen agrícola, caso de todas las emisiones de pesticidas hacia el medio, fertilizantes y plaguicidas; otra fuente es la ganadería, cerdos, vacas y todo animal criado en granjas intensivas.
Para muchos de esos compuestos no existen tratamientos específicos que garanticen su eliminación por las estaciones depuradoras de aguas residuales, que no están preparadas para afrontar un tipo de contaminación que es relativamente reciente.
El equipo ha llegado a detectar cerca de cien compuestos distintos en diversas concentraciones. A veces, dentro del rango de la normativa medioambiental, y en otras ocasiones fuera de esos límites, con efectos imprevisibles. Muchos de esos compuestos son mutagénicos cancerígenos y hay contaminantes emergentes que pueden ser disruptores endocrinos y modificar el proceso hormonal en el hábitat, según Vadillo.
Son evidencias científicas que pueden servir para reorientar las políticas de gestión del ciclo del agua, en un escenario en el que España ya ha sido multada por la Unión Europea por la insuficiente depuración de aguas residuales.