Llegan los incendios y se nota la escasez del ganado en el campo
Solo hay que acudir a cualquier explotación ganadera de Andalucía para comprobar cómo por ejemplo los rebaños de cabras son capaces de dejar limpio de maleza todo un bosque. El problema es que no hay apoyo al relevo generacional.
Aviso naranja en la sierra gaditana por temperaturas superiores a los cuarenta grados. Ganas de trabajar, las mínimas. Pero el ganado no entiende de estas cosas.
El del ganadero es un trabajo duro a diario, los 365 días del año y más con este calor. Sin embargo, el calor al ganado caprino le beneficia porque la cabra no quiere frío, sino altas temperatura.
En verano, el plan del día en una de estas explotaciones de la sierra de Cádiz es el de ordeñar temprano, sobre las seis y media de la mañana, para terminar las labores a las diez y media, y luego por la tarde, la faena empieza a las seis para acabar sobre las ocho.
Las cabras son famosas por su voracidad. Todo lo comen: heno, pasto, ramas, arbustos, maleza... Pero hay un problema y es que cada vez son menos y por tanto insuficientes para limpiar los campos como antaño.
Y son menos porque el campo no lo quiere ya la gente joven a la que es muy difícil ver trabajar tanto en ganadería como en agricultura. Y si esto no cambia, que no tiene pinta, el ganado se va a ir perdiendo poco a poco y los incendios creciendo en su intensidad y dificultad para sofocarlos.
Y es que estos animales desbrozan por sí solos y lo dejan todo limpio, un bosque entero de monte bajo que es lo que arde como la yesca. Además de producir queso y mantequilla, productos de alto consumo y valor.
Por eso los ganaderos hacen un llamamiento a las administraciones para que no pongan tantos problemas burocráticos y para que ayuden a la gente joven a entrar en el campo porque ahí hay futuro, aunque no esté valorado.
