La instalación más grande de Andalucía sortea la crisis energética con muevas inversiones.
Ha obtenido la autorización ambiental para compatibilizar la quema de gas con la de biomasa.
Está previsto que pueda reabrir al inicio de la próxima campaña de la aceituna.
La crisis energética puso en cuestión la viabilidad de algunas orujeras, entre ellas la de San Miguel Arcángel, de Villanueva del Arzobispo (Jaén), la más grande de Andalucía.
Su dependencia del gas natural y la tardanza en la retribución a las empresas suministradoras provocó la paralización de la extractora durante seis meses. También generó dudas sobre la continuidad de una empresa que, al margen de su propia actividad industrial, cierra el círculo de producción del aceite de oliva y todo el engranaje de sostenibilidad ambiental de este sector.
Había que tomar decisiones y, la primera fue cambiar una autorización ambiental para compatibilizar la quema de gas con la del orujillo. La segunda, una inversión que permitiera, en gran medida, la emisión de partículas contaminantes, como explica Cristóbal Gallego, el gerente de la orujera San Miguel Arcángel.
La instalación de los nuevos electrofiltros ya está hecha. Faltan los retoques finales, la comprobación y su puesta en funcionamiento. La empresa prevé que, para el inicio de la próxima campaña de la aceituna, San Miguel comience este proceso de secado de orujo tanto con gas natural, como hasta ahora lo está haciendo, como, en el caso de una nueva crisis energética, con la biomasa que genera el procesado del orujo bruto.
Esta orujera, la más grande del sector, tiene una plantilla de 65 trabajadores y factura unos 15 millones de euros al año.