Linares vio nacer a los míticos Land Rover en 1958, una marca que llegó a exportar a 50 países. Su mejor etapa se vivió en los años ochenta con la empresa japonesa Suzuki, que fabricó 30.000 unidades de los populares modelos Samurai o Jimny.
En 2011 cerró esta fábrica automovilística, su principal industria, dejando una profunda crisis económica en una ciudad en la que llegó a tener más de 5.000 trabajadores.
La inversión de 15 millones de la Junta y el Ayuntamiento y una nueva marca, Santana Factory (con la colaboración del Grupo Coronet) ha conseguido reanudar el ensamblaje en Linares de vehículos chinos.
Linares vive con ilusión la salida de los nuevos vehículos del parque empresarial Santana Factory. Desde su origen, Santana ha sido el corazón que ha marcado el pulso de toda su comarca. Creada en 1956 para paliar la crisis de la minería, comenzó a fabricar maquinaria agrícola. Ya se llamaba Santa Ana, como la huerta sobre la que se construyó la fábrica. Cinco años después, tras el contrato con la firma inglesa Rover, de Linares salieron los primeros Land Rover en España, que exportó a 50 países.
Su máximo esplendor, llegó en los años ochenta cuando desarrolló sus propios vehículos y al accionariado de Santana llegó la empresa japonesa Suzuki, fabricando hasta 30.000 unidades anuales de los populares Samurai Vitara o Jimny. Llegó a tener más de 5.000 trabajadores con su propio economato y escuela de aprendices. El 60 por ciento de la economía de la comarca dependía de esta industria. Una apuesta demasiado arriesgada a un solo caballo ganador que en los 90 perdió el paso ante la competencia de otros fabricantes y las dificultades financieras.
En 1994 la baja productividad de la empresa unido a una elevada conflictividad laboral llevó a la marca japonesa a presentar suspensión de pagos en 1994. Un año después y alertada por el conflicto social, la Junta de Andalucía compró la empresa con un proyuecto que tras una inversión de 600 millones de euros resultó fallido. El último vehículo que se fabricó en Linares fue el Iveco Massif. Corría el año 2005 cuando comenzó su fabricación. Seis años después la factoría echaba el cierre definitivamente en 2011, tras 55 años de actividad.
No ha sido hasta 2022 cuando la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento han conseguido reactivar el viejo parque. Con una inversión de 15 millones de euros y contactos con empresas chinas, de nuevo se han logrado ensamblar vehículos en Linares. Ahora volveremos a ver salir vehículos de sus cadenas de montaje, los primeros Santana 400 que vuelven a inyectar vitalidad a una industria y a toda una comarca.