Los próximos meses son cruciales en el desarrollo de la uva. De seguir así, muchas cepas corren el riesgo de secarse. El verano pasado, la sequía se llevó por delante las primeras.
Las temperaturas van en ascenso, continúa sin llover y los problemas en el campo se agudizan. Los hemos visto hoy en Huelva, en El Condado. Los viticultores, tras cuatro años de sequía, ven como la vid no dispone de reservas de agua.
Los próximos meses son cruciales en el desarrollo de la uva. De seguir así, muchas cepas corren el riesgo de secarse. Ya el verano pasado, la sequía se llevó por delante las primeras.
La vid tiene raíces profundas y con gran poder de succión, pero en el suelo las reservas hídricas cada vez son menos. Aquellas cepas que logran sobrevivir tardan años en recuperarse.
En positivo, nos encontramos con que la ausencia de lluvia ha evitado la presencia de enfermedades. Sin embargo, la pérdida de cultivos tradicionales como el viñedo pone en peligro también la vida de la fauna que habita en la zona.