Discriminación corporal, un fenómeno laboral en estudio
Lo tenemos tan sumido que no lo ponemos en cuestión pero la edad, estatura o complexión sirven para acceder a un puesto de trabajo o no.
Se da, sobre todo, en empleos de cara al público, precarios y feminizados, aunque también afecta a los hombes.
La estatura, la apariencia física o la complexión de una persona no tienen nada que ver con el desempeño de su trabajo. Sin embargo, es habitual que en muchos sectores, como el comercio, la hostelería o el periodismo, se valore la apariencia para encontrar un trabajo y para ascender. Se llama discriminación corporal y es un fenómeno que ya se estudia en las universidades.
En el comercio, las dependientas que atienden al público suelen ser estar en una horquilla de edad y suelen tener una apariencia física determinada. La edad no se prioriza tanto, pero sí la buena apariencia. Y no ocurre solo con las mujeres, con los hombres también sucede, aunque en ellas es más habitual. Lo tenemos tan asumido que no lo ponemos en cuestión, pero se llama discriminación corporal en el trabajo. José Luis Moreno Pestaña, de la universidad de Granada, ha hecho un estudio sobre este fenómeno.
Discriminación por edad, por estatura o por complexión, son las más habituales. Ocurre en muchos sectores, como el comercio, la hostelería o también en el periodismo. Sobre todo en empleos de cara al público, precarios y feminizados. Para luchar contra esto, es importante que los requisitos de cada puesto de trabajo estén bien definidos. Pero también visibilizar un problema invisible, que a menudo percibimos como normal.
